Los componentes literarios en el Barrio Santa Tere, de Marco Aurelio Larios. The literary components in the Barrio Santa Tere of Marco Aurelio Larios. DOI: 10.32870/argos.v11.n28.3.24b Jesús Octavio Estrada Ramírez Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional. Recepción: 26/02/2024
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Resumen: Palabras clave: Literatura. Novela. Barrio. Mexicana. Abstract: Keywords: Literature. Novel. Neighborhood. Mexican.
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Cualquiera familiarizado con la vida y la obra de Marco Aurelio Larios reconoce que su carrera literaria estaba dirigida, desde el principio, a la creación de la novela Barrio Santa Tere (2019). Esta obra representa la opus magnum que concibió desde sus años de juventud, en la época en que apenas descubría su afinidad por las letras y vislumbraba su futura vocación tras la lectura de Los Miserables de Víctor Hugo (1862). La aspiración primordial de Marco Aurelio siempre fue emular la maestría narrativa de Victor Hugo para relatar sus propias peripecias. Para un correcto análisis de las contribuciones literarias de Barrio Santa Tere, resulta imperativo explorar las influencias que, en menor o mayor medida, dieron forma al producto final de esta novela. La influencia principal se presenta desde el subtítulo del libro: "Retrato de un Adolescente". Esto, por supuesto, constituye un homenaje directo a la novela Retrato del artista adolescente de James Joyce (1916). Ambas obras comparten paralelismos intrigantes, empezando por el hecho de que las dos consisten en una reconstrucción semi-biográfica de sus autores en sus años juveniles: Stephen Dedalus como contraparte de James Joyce, y Marco A, en el caso de Marco Aurelio Larios. Ambas historias se llevan a cabo en un espacio fuertemente influenciado por las creencias religiosas, que condicionan a los personajes. La estructura narrativa es otro de los aspectos semejantes, debido al método de presentación empleado en las escenas y al avance en la historia: hay una progresión lineal que salta por los fragmentos destacables significativos en la vida de los personajes principales, los momentos relevantes entre los meses y años que conforman sus vidas. Barrio Santa Tere también comparte el interés de mostrar los cambios surgidos en la transición de la infancia a la adultez, haciendo especial énfasis en la adolescencia. Pese a estas similitudes, el tema principal varía ligeramente entre las dos obras conforme avanzan a sus respectivos clímax narrativos. Son historias de pasaje, pero cada una contiene focalizaciones distintas. En la obra de Joyce, el protagonista está encaminado hacia su despertar artístico, con la resolución mental de aceptar a la belleza no como motivo de vergüenza, sino de disfrute y admiración. Por otro lado, Barrio Santa Tere choca los acontecimientos sociales del espacio narrativo contra la madurez de los protagonistas; detona las fluctuaciones políticas de la microhistoria social del barrio (conectada con los acontecimientos históricos del país como la represión militar del 68), junto con el crecimiento mental y fisiológico de los protagonistas. La novela de Marco Aurelio Larios se mantiene casi en su totalidad focalizada a la exploración de los intereses generales de la adolescencia enfrentados a los códigos de conducta y moral del barrio arraigado a la religión. La faceta de artista en Marco A es apenas tocada en los pasajes que mencionan su afán por leer Los miserables. No obstante, es esta cara del personaje y de la trama lo que le da fin a la novela. Es la vocación literaria de Marco A lo que justifica la escritura del texto en sus últimos párrafos. Otra referencia destacada se encuentra en el personaje Lancaster, protagonista de Barrio Santa Tere, que toma el apellido del personaje incidental de la novela de James Joyce. En Retrato del artista adolescente nos encontramos con un compañero de fondo que adorna una de las escenas escolares iniciales de la obra: “—Excelente. ¡Bravo, Lancaster! La rosa roja triunfa. ¡Vamos, York! ¡Hay que alcanzarlos!” (Joyce, 2004, p. 12). El Lancaster de Joyce no adquiere relevancia posterior. Por el contrario, desaparece del interés del narrador para no volver a ser mencionado. Por otro lado, en la novela de Marco Aurelio, Lancaster se convierte en el héroe infantil por excelencia del barrio, el orgullo de sus amigos y el precursor que allana el camino hacia los intereses de la adolescencia. Lancaster es el personaje principal activo, cuyas acciones mueven la trama por medio de la causalidad. A través de este personaje es que se cruzan las tramas de exploración corporal, crecimiento y conflictos sociales. Es el personaje clave que unifica todas las líneas argumentales de Barrio Santa Tere. Lancaster también protagoniza una de las escenas que homenajean con mayor claridad la primera novela de James Joyce. Lancaster viaja a la playa con su familia, donde se topa a una mujer de una belleza inimaginable para él. El acontecimiento es casi idéntico al instante de epifanía que vive Stephen Dedalus al admirar la belleza de una mujer en la playa. La diferencia radica en que, para la novela de Joyce, el incidente provoca un efecto en el protagonista que revela su camino a futuro como artista hacia el final de la historia. Lancaster no vive una catarsis igual de significativa, pese al impacto interior del personaje. Ambos escritores compartían un profundo afecto por sus lugares de origen (Santa Tere y Dublín), lo cual se tradujo en una obsesión literaria por plasmar las epifanías que experimentaron en sus espacios connaturales. Esto puede verse en parte por otro de los paralelismos encontrados en sus obras, es decir, la ya mencionada tradición religiosa del espacio narrativo. James Joyce reconstruyó esta característica mediante el estricto internado jesuita Clongowes Wood College. Por su parte, Marco Aurelio retrató un barrio repleto de ricas tradiciones religiosas. Los personajes de ambas novelas se ven involucrados en el adoctrinamiento religioso, lo que, en consecuencia, construye los dilemas morales que enfrentan. Se produce un condicionamiento moral a causa de las normas eclesiásticas. Las dos novelas exploran el florecimiento de la sexualidad en la adolescencia masculina, lo que irremediablemente ocasiona un choque con las estrictas restricciones carnales. Ambas historias presentan la contradicción de obedecer hasta cierto grado el aprendizaje frente al deseo de complacer al cuerpo. El contacto con el sexo opuesto y todas las exploraciones sexuales de los adolescentes en Santa Tere son un pecado que tienta a los personajes a salirse de las ataduras católicas. Marco A comete actos “impuros” simples, mientras que Dedalus se inicia en el mundo sexual con una joven prostituta. La semejanza más destacada de este tema se presenta en las escenas de arrepentimiento (confesión) de ambos protagonistas. Los dos, Marco A y Stephen Dedalus, se sienten culpables por sus actos de lujuria luego de escuchar sermones sobre el infierno y la condena eterna. Ambos expían sus pecados con la confesión, y en las dos novelas se cita el pasaje bíblico De que le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma (Mateo, p. 16, 26). Hablando de la influencia que ejercieron los autores nacionales en la producción de Barrio Santa Tere, resaltan las similitudes y guiños hacia Al filo del agua (1947), como el mismo Marco Aurelio Larios mencionó en su entrevista para la Gaceta UdeG: Así mismo, no se puede obviar la presencia de los líderes eclesiásticos de sus respectivas regiones, por la responsabilidad que sienten hacia el bienestar de sus feligreses. En la novela de Marco Aurelio Larios se cuenta que Don Román Romo, párroco y director de la escuela parroquial de Santa Tere, cuidaba a todos y los cuidaba de todo (Larios, 2019, p. 70). Esta actitud evoca al cura Dioniosio de “Al filo del agua”, cuyo deber autoimpuesto era proteger a quienes habitaban el pueblo. Esto de una forma más posesiva y controladora: “A ninguno pudo defender. Miserable pastor que se ha dejado robar las ovejas. Miserable pastor que se ha dejado robar las canicas y no ha podido enderezarles el camino” (Yañez, 2008, p. 385). De igual forma, esta actitud paternal enfrascada en salvaguardar la integridad moral de los creyentes recuerda al padre Arnall visto en la ya mencionada Retrato del artista adolescente, al padre Renato de Pedro Paramo (Rulfo, 1955) e incluso el obispo Monsieur Myriel de Los miserables. Habiendo mencionado a Juan Rulfo, la influencia de la estructura narrativa de “Pedro Paramo” se puede identificar en “Barrio Santa Tere” con la subtrama de Miguelón, el teporocho que relata su vida a los transeúntes. Esto mediante la fragmentación de recuerdos contados como un pasado fantasmal. La historia de Miguelón consiste en la única parte de la novela en que se hace un salto a eventos pasados al tiempo regular de la narración. Marco Aurelio Larios también reconoció en la entrevista de la Gaceta UdeG la importancia que Fernando del Paso tuvo por su modo de escribir novelas: “Claro, por supuesto, y de Noticias del Imperio, que fue objeto de estudio en mi tesis doctoral. Si me preguntaran cómo se hace una novela, yo recomendaría leer Noticias del Imperio” (Universidad de Guadalajara, 2018, párr. 11). Hablar de Barrio Santa Tere conlleva a mencionar la obra que en más de una ocasión Marco Aurelio Larios señaló como la piedra fundadora de su creación literaria, que lo motivó a escribir desde los trece años: Los miserables (1862). El efecto que tuvo la lectura de esta novela es incluso retratado dentro de la historia como una de las tantas experiencias del personaje Marco A. En cuestión narrativa, la influencia de Victor Hugo se hace notar dentro de “Barrio Santa Tere” con la integración de los movimientos revolucionarios reales dentro de la trama, entrelazándolas en un conjunto orgánico que complementa a sus personajes. En Los miserables esta integraciónse produce con los capítulos que retratan el contexto de la revolución francesa y el imperio napoleónico; en Barrio Santa Tere, mediante la trama que aborda las acciones de la liga comunista 23 de septiembre entre el 73 y 74, como consecuencia de la represión política en México. Se podría decir que las dos son historias de época, marcadas por el contexto sociopolítico e histórico. La obra de Victor Hugo en una mayor escala con toda una nación y la novela cumbre de Marco Aurelio con los levantamientos socialistas del país, haciendo énfasis en la facción refugiada en el barrio, “los vikingos”. Otra similitud destacable es la multiplicidad de focalizaciones narrativas. Los miserables salta de Jean Val Jean a Fantine, Cosette y los acontecimientos históricos de Francia como la batalla de Waterloo. Barrio Santa Tere da voz a un narrador omnisciente interesado en múltiples protagonistas, Lancaster, Marco A, los demás compañeros de la escuela y el Miguelón. La historia muestra las aventuras juveniles, los recuerdos de un borracho que se acerca a la muerte y las acciones del movimiento socialista local simultáneamente. Con respecto a la teoría literaria, Marco Aurelio fue un ferviente seguidor de Mijael Bajtin. Su creación literaria está basaba fuertemente en Problemas en la poética de Dostoievski (1986) y en Estética de la creación verbal (2012), textos que calificó como puntos aparte para su producción como escritor. La atención de la literatura de Marco Aurelio iba dirigida a la creación de personajes. Algo que acostumbraba a decir en sus clases era que al escribir narrativa no se cuentan historias, sino personajes. Construía a estos dentro de las dos coordenadas básicas de aprehensión sensorial: tiempo y espacio. El espacio como aquello que relaciona al tiempo con el concepto de consciencia; el personaje como consciencia en avance, constituida por propósitos y valores que lo llenan de sentido. Uno de los principios que utilizaba para su producción novelística era hacer la literatura como un plan y una estructura de representación. Afirmaba que en orden de seguir el plan trazado acorde a la estética deseada del autor (horizonte unificado del autor) es necesario dominar todos los momentos de sentido del personaje. Estos llamados momentos de sentido son el tiempo fenomenológico, es decir, toda vivencia real de significado fuerte. La línea de existencia espacio/tiempo del personaje que proponía se puede expresar visualmente con el siguiente diagrama (Ver diagrama 1): Diagrama 1 Imaginaba la vida de los personajes a manera de línea de tiempo con cada cuadro representando un momento de sentido vital para la obtención de la finalidad estética y semántica de la obra. Aquello que no aportara a esta finalidad debía ser suprimido de la narración, siendo representado en el diagrama como los espacios vacíos entre cada momento de sentido. Marco Aurelio solía hacer hincapié en que la novela no es un camino recto de principio a fin por la línea del personaje, sino saltos determinados por la visión narrativa que deseé el autor para el significado unitario especifico de la obra. Todo esto acorde a la teoría de la estética de la creación verbal de Bajtin: “Precisar todos los momentos que determinan al personaje y a los sucesos de su vida, los aspectos que transgreden su conciencia de una manera fundamental y definir su unidad activa, creativamente intensa y significativa” (2012, pp. 22-23). Bajo esta visión literaria, Barrio Santa Tere no son los saltos a dos direcciones, múltiples líneas y largas distancias de Pedro Paramo, en que pasamos del presente de Juan Preciado al pasado constituido por las vivencias de su padre y de los habitantes de Comala. La novela de Marco Aurelio se acerca más, en la teoría de la línea de sentido, a un viaje de pequeños saltos frontales. Solo el Miguelon, el borracho que le habla a los transeúntes del barrio, rompe con este esquema de saltos frontales. Debido a la naturaleza de su participación como relatador de sus experiencias, la narración tiene que ir a eventos ya ocurridos. No obstante, incluso este narrador renueva lo propuesto por Rulfo, ya que se presenta como un personaje del presente que relata algo ya ocurrido. Su trama podría representarse como un juego de rayuela: alguien que recrea mentalmente el camino que tomó para llegar al punto en el que está contando. Su participación sigue un avance cronológico regular, no uno en desorden al estilo de Rulfo o del Charles Foster Kane de Orson Wells. En la entrevista ya mencionada de la UdeG, Marco Aurelio se refirió al estilo narrativo de su novela como uno cercano a un guión cinematográfico: “Si mi novela fuera leída como guión cinematográfico sería una película. Nombré a mis capítulos con números, pero si hubiera escrito indicaciones como ‘exterior, día, templo Santa Teresita’ se vería que es así” (Universidad de Guadalajara, 2018, párr. 9). Las escenas son cortas, con situaciones claves de contenido visual. En la mayoría hay movimiento constante. Rara vez los personajes se mantiene estáticos, pues el peso no recae en los diálogos o en los pensamientos, sino en las acciones que llevan a cabo. No obstante, a esto hay una buena cantidad de diálogos que acompañan las acciones y que retratan las mentalidades adolescentes de los protagonistas. Si tuviera que describirse la composición de su novela mediante su idea de la estructura narrativa, tendríamos tres cámaras distintas que enfocan a múltiples líneas de personaje ocasionalmente cruzadas entre sí, como ocurre en la escena en que Lancaster hace referencia al Miguelón. De esta manera, cada cámara simboliza un tipo de narrador encargado de grabar lo que le sea relevante. Dos narradores son en primera persona, por lo que no se desvían demasiado de sus líneas. Es el narrador heterodiegético omnisciente el que alterna con mayor frecuencia entre las líneas disponibles y el que muestra los cruces de éstas. Acorde a la teoría de Bajtin, Barrio Santa Tere es una novela moderna dialógica por la variedad de voces. Hablando de los aportes de Barrio Santa Tere, Marco Aurelio consiguió una historia circular con personajes cuidadosamente construidos. La novela inicia con un Lancaster que no se tienta al corazón al abandonar a las parejas que ya lo no satisfacen, y termina con el mismo personaje abatido al ser víctima de un abandono amoroso que lo hace madurar. Lancaster aprende que también es propenso a ser lastimado. Es un aprendizaje que bien podría concluir la etapa retratada en la novela, la adolescencia. Barrio Santa Tere podría expresarse como novela de pasaje. En términos de Bajtin, la estructura narrativa encaja con algunos puntos de las novelas de prueba. La historia inicia con la desviación del curso social normal de los personajes. Cada prueba representaría una experiencia de crecimiento nueva en el camino a la adultez. Sin embargo, la temporalidad de la novela se adecua a la vista en las novelas biográficas, al tener un tiempo realista que se relaciona con la totalidad de la vida de los personajes. Los momentos de sentido de los personajes de no pueden ser extraídos de su época y su espacio (Bajtin, 1986, p. 206). La trama también se asemeja a la narrativa “apostólica” a la que Chuck Palahniuk hace referencia cuando describe su Club de la pelea (1996)como una versión actualizada de El gran Gatsby (Fitzgerald, 1922). “Un apóstol que sobrevive cuenta la historia de su héroe”. (Palahniuk, 2022, p. 24). Tanto dentro como fuera del mundo narrativo, Lancaster destaca como un personaje complejo. A diferencia de Marco A, que actúa como una reacción y replica de lo que ocurre en su entorno, Lancaster participa de manera activa en la historia, dando el primer paso para el desarrollo de los eventos posteriores. Es él quien inaugura y encabeza estos cambios con su gallardía siempre ávida de nuevos encuentros románticos; él, quien besa por primera vez a una mujer, quien vive el amor, quien lo abandona y quien continuamente busca nuevas alturas amorosas. Su introducción a la trama de “los vikingos” resulta natural tanto por su búsqueda de experiencias adultas como por la configuración de su identidad, que no se ciñe a un molde de moralidad estereotípico de bueno o malo. No desentona debido a que previamente se nos explica que su conducta oscila entre la del héroe que ayuda a sus amigos y el antihéroe egocéntrico que abandona mujeres, lo que lo convierte en el personaje mejor pensado de la novela. No así su contraparte Marco A, que en un principio transita solo los caminos que su amigo inaugura y que al final de la novela despierta sus intereses personales. Se revela como el futuro escritor que inmortaliza los turbulentos días de pasaje que vivió junto a sus compañeros. El tipo de personajes encontrados en la novela se alinea con la descripción de los protagonistas de las novelas biográficas que describe Bajtin en tanto que son individuos que poseen rasgos positivos y negativos. No obstante, se distancian en la conclusión, puesto que los hechos de la novela si forjan sus identidades al punto en que cambian con el transcurso de los momentos de sentido que atraviesan. El tipo de conciencia biográfica encaja en la de cotidianidad social de la novela del romanticismo, donde son los valores culturales históricos los que organizan la forma del personaje. Acorde a la teoría de Bajtin, los personajes y sus vidas están ensamblados mediante la colocación externa y espacial, temporalmente hablando, de sus valores y del sentido. Ensamblado mediante la plenitud de la imagen externa, la apariencia, el fondo sobre el cual se presenta, su actitud hacia el acontecimiento de la muerte y del futuro absoluto (1986, p. 23). Vale la pena mencionar la manera en que se presenta el duelo interno de los personajes, que no se quedan en la unidimensionalidad de niños a los que debe de considerárseles puros por naturaleza: los personajes de Marco Aurelio Larios, y sobre todo Lancaster, respetan la inteligencia del lector el estar escritos como jóvenes realistas. Son mezquinos, bravucones, maleducados, curiosos y pervertidos gran parte del tiempo, pero también son devotos, dedicados, divertidos, soñadores, leales entre sus grupos e inocentes para algunas cosas. Destaca la precisa y correcta representación de los intereses adolescentes, así como de la paulatina evolución, tanto mental como física. Marco Aurelio Larios recreó con exactitud los cambios internos de los personajes adolescentes mediante lo externo, las acciones de los personajes, sin recurrir mucho a los pensamientos. Los protagonistas presentan modificaciones de conducta y de madurez a través de la expresividad de sus cuerpos. Dejan a un lado los juegos para intentar actividades adultas: la intimidad amorosa, el consumo de bebidas alcohólicas, las riñas callejeras e incluso, en menor medida, la preocupación por el oficio futuro. Esto último representado en la escena de los trenes entre Marco A y Lancaster. Otro punto fielmente recreado en la novela es la contradicción interna del adolescente que añora la niñez mientras aparenta una actitud adulta que evita todo aquello para lo que ya se considera mayor. Barrio Santa Tere contiene la pluralidad de acentos, puestos unos con otros, combinados en la unidad suprema de polifonía en la novela (Bajtin, 1986, p. 30). La fe y un desdoblamiento de obediencia doctrinal frente a los impulsos fisiológicos crecientes. Mundos culturales, sociales e ideológicos confrontados. No soy partidario de decir que el espacio es el gran personaje de la novela, porque considero como tales a los que son imágenes del hombre. Santa Teresita es el gran escenario. En teoría literaria decimos que hay una cronotopía cuando los acontecimientos de los personajes corresponden a su espacio y están muy unidos a tal punto que da la impresión de que el gran personaje es el barrio. Sí, puedo decir, en una frase absoluta, que mi novela es la gran cronotopía del barrio de Santa Teresita (Universidad de Guadalajara, 2018, párr. 8). En adición están sus palabras en el artículo de El Diario NTR dedicado a su novela. En este, habla del valor de la microhistoria del barrio como un archivo documental de la época reordenado por la ficción: Quería hablar de la cultura material e ideológica del barrio, un barrio cristero, conservador y ultra católico, una base ideológica y espiritual que permea toda la obra, esa es la esencia de mi barrio y es lo que más me gusta (Carrillo, 2018, párr. 9). Para terminar, me parece que el gran mérito de Marco Aurelio es haber captado en su momento la revelación literaria de su espacio connatural. Leer su realidad y cifrar en ella los instantes poéticos que posteriormente tradujo en una obra cargada de significados. Marco Aurelio siempre dijo que su gran tema era el amor. En Barrio Santa Tere esto se refleja con una trama que involucra el descubrimiento de uno en el otro. El nacimiento del amor, los primeros intentos, los tropiezos, los descalabros y el crecimiento, todo esto ocurrido en un espacio narrativo particular fundamental para los acontecimientos ahí ocurridos. El logro de Marco Aurelio Larios es haberse preparado lo suficiente para poder darle un trato formal a su visión, que convirtió la cotidianidad en literatura. Compartir con el mundo la belleza del barrio Referencias
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