El hombre que no sabía calcular: Paradoja y complejidad en Residencia en la tierra, de Pablo Neruda. The Man Who Could Not Calculate: Paradox and Complexity in Pablo Neruda’s Residence on Earth. DOI: 10.32870/revistaargos.v12.n30.8.25b Yandrey Lay Fabregat Esta obra está bajo una Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0. Recepción: 17/02/2025 |
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Resumen: Palabras clave: Pablo Neruda. Residencia en la tierra. Poesía y física cuántica. Epistemología de la poesía. Abstract: Keywords: Pablo Neruda. Residence on Earth. Quantum physics and poetry. Episthemology of poetry.
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Estamos a principios de 1934. Hace poco más de un año que Adolf Hitler asumió como canciller de Alemania y, en diciembre pasado, la Academia Sueca ha concedido el Premio Nobel de Física a Erwin Schrödinger y Paul Dirac por sus aportes a la comprensión de la teoría cuántica. Schrödinger es un personaje singular: es uno de los científicos que Hitler perseguirá porque su concepción de la física (la de Schrödinger) es herética, porque es judío, porque ha logrado reunir en una misma casa a su mujer y a su amante (la amante de él, con quien tiene o tendrá una hija). Schrödinger, además, es el autor de una de las metáforas más angustiantes del siglo XX, con la cual elevó a un gato (el suyo, de Schrödinger) a la categoría de mito. Sentado en un sillón de Austria o Alemania (el lugar es importante, pero tan impreciso como Schrödinger mismo), el físico imaginó que encerraba a su gato en una caja junto a una ampolleta de veneno. La liberación del veneno dependía de la frecuencia de desintegración de un elemento radiactivo. De acuerdo a las leyes de la mecánica cuántica, para determinado tiempo una ecuación matemática podría predecir, pero solo con cierta probabilidad, si el veneno aún continuaba en la ampolleta. O sea que, mientras en la descripción del sistema el gato se encontraba estadísticamente vivo y muerto, en la realidad solo podía estar en uno de los dos estados. En este aún joven 1934, Pablo Neruda es designado cónsul de Chile en Barcelona. Su jefe, un difuso funcionario cuyo nombre se recuerda solo por figurar en esta historia, se percata de que Neruda apenas sabe restar y multiplicar, y que simplemente cualquier división supera su entendimiento (el entendimiento de Neruda, por supuesto). Así que, por un asunto de compasión o pura comodidad, despacha al poeta a Madrid, donde supuso que no necesitaría usar el cálculo, advirtiéndole: "Pablo, usted debe vivir en Madrid. Allá está la poesía. Aquí en Barcelona están esas terribles multiplicaciones y divisiones que no lo quieren a usted. Yo me basto para eso" (Confieso, 2004, p. 142). Lo más probable es que Neruda jamás hubiera entendido cómo la vida de un gato podía pender de una ecuación matemática, seguramente tampoco lo habría entendido incluso si se lo hubiese explicado el mismísimo Schrödinger. Pero ambos, el poeta y el físico bígamo, expresan la angustia de vivir en un mundo a todas luces incomprensible, difuso, donde la realidad trabajosamente se puede expresar mediante el lenguaje, siempre corriendo el riesgo de la ambigüedad, la insuficiencia y el caos. Juan Ramón y Dámaso Alonso se Encuentran
En 1940, al publicar Poesía y estilo en Pablo Neruda, Amado Alonso sostendría una opinión similar, aunque bastante matizada:
Haciendo un recuento de los términos empleados tenemos: desorganización, confusión, uso trabajoso del idioma, contenido informe, batiburrillo de elementos dispares. Claramente se refieren a una poesía que puede ser calificada de irracional, pero que, en realidad, como visión, no acepta ofrecer una imagen coherente del mundo si para ello debe sacrificar su complejidad. Por ello, afirmaba Alonso: "en el arte de presentación de Pablo Neruda la forma no se presenta con dibujo y perfil acabados, sino con manchas sugerentes, como hacían los pintores impresionistas" (1968, p. 167). Parte de este efecto se produce a partir de que en Residencia en la tierra constantemente entran en conflicto dialéctico parejas de antinomias, en las cuales cada concepto colisiona con su opuesto, se transforma en este y luego resurge en el próximo verso, más fuerte y desafiante. Es el caso, por ejemplo, de las construcciones "galope muerto" ("Galope muerto"),[1] "estímulos marchitos" ("Alianza"), pero también de las más complejas: "Morir deseo, vivir quiero" ("Cantares") y "seca en la humedad de las cosas" ("Cantares"), así como en este fragmento de "Tango del viudo":
Nótese la contraposición entre el calificativo de "maligna" (peligrosa, malvada, que hace daño) y el deseo del sujeto lírico por recuperar eso que le causa malestar o dolor. La sombra que hay en el alma, otra paradoja, se entronca con aquel "maligna" mediante un vaso comunicante. Los oscuros de ambas antinomias se atraen y de esta manera se configura el estado difuso de esa relación amor-odio: el deseo de tenerla a su lado está, al mismo tiempo, vivo y muerto. En su análisis, Alonso le concedió un punto a Neruda:
No obstante, aunque Alonso consideraba que toda particularidad estilística corresponde a una particularidad síquica y que la poesía oscila entre un modo coherente de sentimiento y en un modo valioso de intuición (Domínguez, 2013, pp. 175-176), también consideraba que "hay valores culturales, sociales, ideológicos, morales, en fin, valores históricos, que no puede ni quiere desatender" (Domínguez, 2013, pp. 179), por lo tanto quizá le parecía demasiado extremo el hecho de que Neruda: "Si consideramos el menosprecio agresivo del poeta hacia los elementos intelectuales del poema, lo vemos avanzar en su obra entre destrucciones y claudicaciones" (Alonso, 1968, p. 171) y de que al chileno "como a muchos poetas modernos, le gusta dejar el conflicto ostensiblemente sin resolver" (Alonso, 1968, p. 200). Metáforas: ¿Mapas Cognitivos? Parece como si Pablo Neruda estuviera a cada paso sacrificando un aspecto de su creación a otro; no a la forma total, sino a otro aspecto, de modo que también en ese sentido su poesía es desintegrada, porque es débil su forma totalizadora y realmente constructiva, la forma que en cada verso encierra todo el poema. El ahínco en lo parcial supone desquicio en la forma total. (1968, pp. 174-175) Cuenta Nancy Nersessian en "In the theoretician's laboratory" que las personas procesan la información percibida no en forma de ecuaciones ni teoremas, sino a través de patrones narrativos (Swirski, 2007, p. 111). Esto parece ser cierto. A pesar de su carga lógica (o ilógica) la historia del gato de Schrödinger es un pequeño cuento (de terror, si se quiere) en el cual se ha prescindido del final con la intención de construir una metáfora más cercana a cómo funciona el mundo. Las metáforas son mapas que permiten modelizar, explicar y realizar pequeños experimentos a partir de la información que percibimos la realidad. Tienen un carácter representacional, de ahí la utilización del término "metáfora", porque quizá es imposible para el lenguaje aprehender de golpe la complejidad del mundo. Y, además, no tiene sentido hacer mapas si desconocemos que, por principio, un mapa nunca va a ser igual al territorio. Esta idea no siempre es entendida correctamente por los que privilegian, de forma única, una visión racional y exclusivista del mundo: Es difícil para un científico [afirma el historiador de la ciencia David Galaty], especialmente un científico físico, no creer que con las matemáticas se ha descubierto una estructura inherente a la naturaleza, una estructura, por consiguiente, no descrita metafóricamente. Y a pesar de todo, la matemática aplicada es uno de los más fructíferos recursos de metáforas de la ciencia.
Pero aquí se evidencia otro problema: la metáfora no solo es representacional (modélica), sino que también puede utilizarse de forma creativa, es decir, puede transformar la propia realidad. Esa afirmación fue defendida por Paul Ricoeur al hacer el siguiente razonamiento: si el papel del lenguaje (o de cualquier simbolismo) es rehacer la realidad, no hay otro sitio del lenguaje donde esta acción se manifieste con mayor evidencia, por cuanto la metáfora infringe los límites establecidos y establece nuevas relaciones al interior del simbolismo:
Es lo que ocurre con el gato de Schrödinger, que se mueve de una concepción determinista del mundo a otra en que la posibilidad de determinar qué hechos ocurren, y cuáles no, es estadística y a veces muy difusa. Similar es la visión de la realidad que brinda Neruda en Residencia en la tierra, donde en opinión de Amado Alonso, el poeta lucha con lo racional:
Para Ricoeur la parte creativa de la metáfora va unida a la poesía como concepción tensional de la verdad (2001, pp. 414-415): tensión entre sujeto y predicado, entre interpretación literal y metafórica, entre identidad y pertenencia. Las tensiones se fusionan en una referencia desdoblada (lo que podríamos llamar "doble sentido") y culminan en una visión paradójica de la realidad: "ser como" significa, simultáneamente, Ser y No Ser. En la obra de Neruda esta tensión se evidencia, como ya se ha dicho, en una serie de pares antinómicos que se transforman unos en otros, reforzando la imagen de un mundo dinámico, complejo, con un caos que a veces puede ser fuente de orden, pero también francamente destructivo e incomprensible. Amado Alonso identificó varias de estas antinomias (1968, pp. 214-333): sustitución de lo concreto por lo inmaterial, particularización de lo genérico, objetivación de lo subjetivo y subjetivación de lo objetivo, la abstracción como modo de intensificar la visión, los extremos complementarios y el pensamiento onírico. Con respecto a este último, Alonso señaló algunos rasgos que sería útil reseñar aquí (1968, p. 333):
El Universo Fragmentado
Obsérvese que se plantean aquí condiciones parecidas a los rasgos que Alonso achacaba al pensamiento onírico de Neruda: suspensión de los nexos causales entre los fenómenos, interpenetración de los diferentes estados de la materia, eliminación de los límites entre sujeto y objeto. El pensamiento concreto sustituye al abstracto, y solo nos queda la más pura y dura realidad que percibimos a través de nuestros sentidos. ¿Qué hacer? Wagensberg propuso una solución que parecería herética a los ojos de muchos: barrer los principios científicos y aceptar una única hipótesis de trabajo. ¿Cuál sería esta? Se trata de la comunicabilidad de complejidades ininteligibles: dada una situación como la que se expresó previamente, no sería viable simplificar la complejidad problémica sino de crear un mecanismo mediante el cual se pueda recuperar o reproducir esta complejidad, aunque no sea inteligible, o sea, explicable. Wagensberg se preguntó: ¿recuperable para quién? Y he aquí su respuesta:
El conocimiento elaborado por este procedimiento es el arte. El acto artístico es un milagro. Y en nuestra historia hay suficientes declaraciones para que podamos creer en la viabilidad del arte. (1998, p. 162) Los recursos estilísticos empleados por el autor de Residencia en la tierra conducen muchas veces a este objetivo, superando los límites del pensamiento racionalista. Cosa que no es ni positiva ni negativa, solo es. Neruda se embarca en una descripción de ese mundo ambiguo, fragmentado, superpuesto, complejo y contradictorio que el racionalismo no puede entender a cabalidad, pero del cual el poeta consigue darnos una imagen desconcertante y, por ello mismo, muy cercana. Cuando dice, por ejemplo, "opaco sonido de sombra" ("Colección nocturna") se refiere a la posibilidad de que el sonido de la sombra usurpe una cualidad que en realidad pertenece al color de la sombra (desplazamiento calificativo). O cuando, en ese mismo poema, construye la imagen "paso de beso", que pudiera significar que el andar tiene la ligereza, la dulzura o el sonido apagado de un beso (relación que solo existe a posteriori, y no a priori, porque esta imagen, en vez de revelar una semejanza, la crea).[2] Otra de las herramientas de las que se vale Neruda para transmitir la complejidad del mundo es lo que Carlos Bousoño designaba como "visión", es decir, la atribución de cualidades o funciones irreales a un objeto (1962, p. 117). En Residencia en la tierra dichas atribuciones generalmente rondan lo telúrico o lo cósmico, como en "Ángela adónica":
La ardua concatenación de imágenes intenta describir algo paradójico: una pureza femenina que se manifiesta con tanta potencia que resulta en provocación erótica, lo que, con menos palabras, y también menos sabor, podría denominarse "la inocente malicia". Mejor No Binario
Es una suerte. Decía Denise Najmanovich que la lógica clásica y el pensamiento dicotómico "achatan" el espacio cognitivo humano. Para este tipo de paradigma, explicaba la filósofa argentina, las paradojas son intolerables porque desbordan los límites supuestamente inquebrantables que los principios de identidad, no contradicción y tercero excluido pretendieron fijar al pensamiento (s.f., p. 14). Pero las paradojas tienen un papel importante para los seres humanos. Cada vez que tropezamos con una:
¿Qué quiere decir esto? Que "aventuras" como las de Neruda no solo cambian la poesía, la literatura y el lenguaje, sino también nuestros paradigmas intelectuales. Contra y más cuando, es el caso, se pasa de enunciar paradojas aisladas a reconstruir un sistema, una visión compleja del mundo donde influyen varias dinámicas, los efectos se convierten en causas y las causas en efectos, y se restaura la maltratada relación entre sujeto y objeto. En su análisis, Amado Alonso no solo manifestó su asombro por estas elecciones sino, mucho más, por cómo el genio del artista había tomado la delantera a la gente común, venteando como los animales del monte el inminente terremoto (el símil es de él, de Alonso):
Tal vez ese es el sino de la poesía: en vez de sacar cuentas, lanzarse en búsqueda de lo que parece imposible. Esta carencia (de sentido común podría decirse) es la que permite a la poesía descubrir nuevas tierras donde el pensamiento meramente práctico suele naufragar. Es así que Neruda, quien no se manejaba bien con los números, nos legó esa otra tierra, forjada con palabras, metáforas y paradojas, bien distinta de nuestra vieja y conocida tierra, y quizás, por lo mismo, mucho más cercana a lo que ella realmente es.
NOTAS: [1] Las citas de poemas corresponden a la edición referenciada de Residencia en la tierra [2] Por esta razón, años después, Carlos Bousoño la denominaría "imagen visionaria". A él también pertenece el concepto de "desplazamiento calificativo". Obsérvese que Poesía y estilo de Pablo Neruda es de 1940, y Teoría de la expresión poética tuvo su primera edición en 1952 [3] Quizá entendía la realidad como un agolpamiento de sucesos. José Lezama Lima solía decir, con respecto a su propia cosmovisión, que "la poesía ve lo sucesivo como simultáneo" (Lezama, 2010, p. 81). |
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