El poeta adentro de sí mismo.

The poet within himself.

DOI: 10.32870/argos.v9.n24.9.22b

Luis Medina Gutiérrez
Universidad de Guadalajara (MÉXICO)
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Recepción: 16/03/2022
Revisión: 25/04/2022
Aprobación: 13/05/2022

 
   

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(Medina, 2022, p. _)

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Medina, L. (2022). El poeta adentro de sí mismo. Revista Argos. 9(22). 123-125 DOI:10.32870/argos.v9.n24.9.22b

   
           
   

El poeta habla a solas, orando hacia adentro con algún daimon o con el otro de sí mismo que apenas existe en la realidad externa.  Éste se reinventa, crea su mansión personal, la ineludible sombra de la soledad a medida de su muerte propia.  Xavier Villaurrutia depositó en el sueño su esperanza en el amor y el deseo: tránsfugas trampas de la ilusión. Fueron la noche y la alcoba para él los paisajes cerrados, ocultos, internos, adentros de su pasión, de su asombro y tormento. Jorge Martín Bocanegra escribe el poema que encierra al mismo Jorge, su andar es interior, su camino subterráneo, es Quetzalcóatl y Eneas entrando al inframundo, buscando a los muertos de nuestra alma, a nuestros fantasmas.

Adentro de nadie es una reunión de poemas post-apocalípticos, filosófico-existenciales y una recepción de la gran poesía clásica y de vanguardia. Los tópicos de su poesía son los oscuros caminos del ciberespacio, las ciudades devoradoras de hombres, las redes sociales chupasangre, las lenguas de los hombres callados, los medios de comunicación infames narrando el trágico periplo de los migrantes y la violencia como una manzana de las Hespérides. Pero su poesía sobre todo nos vulnera con las fronteras de los países y del alma, la búsqueda de ser oído o ser silenciado. El hombre de fuera entrando a nada, a nadie: “Este podría ser el final / Un túnel, quizás. / Una sensación de estar adentro. /  (…) Más que oscuridad: el vacío como existencia.” El vacío del mundo que nos rodea, emerge adentro de nosotros como las últimas palabras del profeta de la cabeza cercenada.

El primer poeta en librar la primera batalla desigual en ese aspecto fue el poeta Arquíloco de Paros, primero ganándose el pan y el vino de Ismaro como soldado mercenario, y luego peleando adentro con el yo implacable que le dictaba versos de amor y odio en el yambo. El poeta que prefirió la vida al epitafio heroico al abandonar el escudo en territorio enemigo, conocido con el sobrenombre del “escorpión” prefirió escribir sobre sí mismo y no como Homero sobre los alardes piratas de aristócratas guerreros, su canto fue adentro de nadie. Jorge Martín Bocanegra es continuador de esa tradición del yo. Estar interno de sí mismo con la piel del camaleón y la sangre fría: “Ya está / He patentado el yo / que asegura / de por vida / que nadie más / que yo / estará / donde yo / esté” Jorge La no persona “adentro de su cuerpo”, pelea no una, sino mil batallas y a veces dejando su escudo en tierra hostil.

Siguiendo el curso de los abyectos ríos del tiempo, otro poeta maldito, Charles Baudelaire no dudó en la abierta confrontación con la era moderna, con la negación divina, sufriendo la enfermedad del siglo XIX: el spleen, el tedio; arrastrando como el albatros en la gran ciudad cosmopolita sus alas de gigante, porque el poeta es como un desterrado en su propia tierra, un hombre a-terrado, un vivo que camina entre los muertos. Jorge Martín Bocanegra tiene puesta su loriga de poesía en el desarraigo, en largos y duraderos exilios interiores que se desnudan en versos catatónicos: “Y / otra vez / La frontera / la división / El escarnio y / La separación esquizofrénica”.

¿Cuánto hay de Baudelaire dentro de todo poeta? Su lenguaje enfermizo nos llevó a desvelar el misterio de la belleza, la infección de la vida, la podredumbre que nos rodea, la muerte dejó de ser el fantasma romántico y bien ornamentado para volverse símbolo nauseabundo, música de la rapiña y alimento del monstruo tierra, así lo prefigura el gran poeta francés en su famoso poema “A una carroña” donde las moscas y gusanos crecen con gran efecto sinfónico sobre un cadáver en descomposición, mientras el poeta canta a los oídos de su amada que ese será su triste final. Ese sentimiento baudeleriano lo descubrimos asentado “En los poros de la tierra” y “En grillos negros”, los poemas nos presentan un cuadro post-apocalíptico de destrucción y descomposición total: primero fueron las moscas, después los zopilotes y al final los gusanos “Hasta desaparecer / en los poros de la tierra.” Para quedar todo como un saludo hacia el pasado y un recuerdo de epitafios en una canción triste y de lamentos: “hablar / escribir / dejar constancia con la memoria / en los trazos y modelar / una endecha”. Música y muerte reunidas.

Son los albores de un nuevo milenio que marca la pauta de una poesía innovadora lúdica y profética. José Juan Tablada introduce en Hispanoamericana el haikú, el caligrama, la poesía oscura simbolista y cosmopolita. Con los poetas estridentistas y los escritores de la revista Contemporáneos se llega al culmen de la poesía de vanguardia que rompe con las estructuras métricas, el ritmo y la puntuación, el uso de anglicismos y galicismos y otras lenguas, las imágenes en movimiento, la música nueva y un equilibrio estético ente orden y experimentación (sobre todo con los contemporáneos). Todo lo anterior se nos regresa como un bumerang estético a nuestra era de hipnosis digital. Si en el siglo veinte la tecnología y las ciudades electrificadas con su vastedad de anuncios y medios de comunicación (radio, periódicos, telégrafo, cinematógrafo, panfletos, etc) fueron los delirios plásticos de los poetas, esta tradición de la vanguardia la volvemos a encontrar en el juego tipográfico de Adentro de nadie, poemario que además juega con los roles actuales de la ciencia y el pensamiento interior en un mundo caótico que se enfila hacia el desastre total. Adentro de sí mismo el poeta busca refugio ante la catástrofe, aun así, no deja de cantar el patético mundo de los callados y a final de cuentas, como alguna vez dijo el poeta catalán Agustí Bartra, el poeta es el único hombre que tiene la boca libre

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