Un análisis sobre la obra de Arguedas y el desencuentro de dos mundos. An analysis of the work of Arguedas and the disagreement of two worlds. DOI: 10.32870/argos.v9.n24.6.22b Waldir Flores Navarro Esta obra está bajo una Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0. . Recepción: 28/02/2022 |
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Resumen: Palabras clave: Análisis literario. Marginación. Indio. Enfrentamiento. Incomprensión. Abstract. Keywords: Literary analysis. Marginalization. Indian. Confrontation. Incomprehension.
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Introducción Muchos han sido los autores que han nacido en el Perú y que fueron grandes exponentes de la literatura peruana, ya que supieron conmover y manifestar un sentimiento o idea a través de sus poemas, historias, ensayos, cuentos y más, que los hicieron célebres y meritorios de diversos reconocimientos por su espíritu humano y la contribución a la cultura desde sus letras, en las que ya analizaron a profundidad el sentimiento de su gente, sus costumbres y tradiciones, y en particular a descifrar los acontecimientos más oscuros y brillantes de nuestro país y otras partes de su interior. Escritores como José Carlos Mariátegui, Abraham Valdelomar o Ciro Alegría nos han dejado magníficas obras donde muestran su lado más humano y que nos han hecho imaginar la creación de una sociedad más justa y equilibrada. Sin embargo, hubo un escritor que fue a profundidad en su análisis, ya que se preocupó por la clase social más baja, por sus derechos y su inclusión en la vida social, sin discriminaciones o racismos; él obtuvo el amor de esa gente marginada largamente, un amor puro y fraterno, característico de los que sufren pero que, por el contrario, tienen esa estabilidad emocional para sobreponerse al dolor o las injusticias y seguir luchando. Este autor, al que me refiero es José María Arguedas, un literato de locuaz capacidad para dirigirse directamente a todos a través de sus obras, y poder retratar la realidad peruana desde las distintas esferas sociales. La necesidad de conocer el mundo de los indios La irracionalidad y el deseo despótico de querer enriquecerse los hacia actuar frenéticamente, maltratando y humillando a los indios o “inferiores” como solían considerarlos, llegando al punto de disfrutar de lo que les hacían, sin importarles su condición de persona humana, en las que, lamentablemente, habían sido limitados para ejercer sus pensamientos y deseos de manera libre en una época que apenas tiene un siglo de haber terminado. En el otro extremo, los indios o “inferiores” mantenían una posición de servidumbre ante esta clase social; situación heredada forzosamente aun después de la independencia; y esto, no era una decisión que hubieran tomado, sino debían mantenerse así, ya que al tener limitadas oportunidades de desarrollo y estar casi olvidados por el Estado, optaban por acomodarse ante la merced de un patrón, que, si bien los acogía en su techo, los trataba despóticamente. Sin embargo, los indios o “inferiores” tenían valores humanos tan grandes, que los hacia personas nobles y de buen corazón; aquellos valores y actitudes los pudo apreciar José María Arguedas, ya que el también sufrió a pesar de ser hijo de un abogado y por lo tanto pertenecer a una familia acomodada y aristocrática, vivió los desdenes de su cruel madrastra y de su hermanastro, que le hicieron vivir los días más duros de su existencia. Como el mismo Arguedas lo confesara, el único amor y consuelo que recibió en su infancia fue la gran ternura, disposición y amor sin límites de los indios; de allí podemos manifestar que los indios fueron un factor fundamental en la vida de Arguedas y esto, por cierto, le dio una gran ventaja frente a los otros autores que seguían las filas de la corriente indigenista, pues al haberse criado casi con ellos, aprendió rápidamente el quechua, lo cual le permitió comprender a aquellos seres que sufrían como él, ya que por su boca y sus letras hablaban los indios con total autenticidad, que le permitió crear obras con sentido real y sobre todo, mucha profundidad en los mensajes que trató de transmitir. En ese sentido, Arguedas vio la necesidad de que el mundo de los indios sea escuchado, comprendido y sepan de su existencia; es así como asume implícitamente esa responsabilidad y se ofrece como el intérprete de ese mundo olvidado. Guiándose de ese aspecto, lanza una propuesta de carácter cultural en donde los indios tuviesen la oportunidad de explayarse en lo económico, lo político, lo social y religioso, estando fundamentados en los valores de la cosmovisión del mundo andino, y que pretende frenar el enfrentamiento incomprensible entre indios y blancos. El primer desencuentro Así Ernesto, un niño provinciano, tiene que vivir errante y acomodarse a las distintas situaciones a las que es sometido, donde sufre ante la indiferencia de sus parientes cercanos, tal como se deduce en un fragmento de la novela: Yo tenía catorce años; había pasado mi niñez en una casa ajena, vigilada siempre por crueles personas. El señor de la casa, el padre, tenía ojos de parpados enrojecidos y cejas espesas; le placía, hacer sufrir a los que dependían de él, sirvientes y animales. Después, cuando mi padre me rescató vagué con él por los pueblos, encontré que en todas partes la gente sufría. (Arguedas, 2002, p.19). Es fácil interpretar que Ernesto trata de vivir colindante entre estos dos mundos, así tiene que tranquilizarse y ser fuerte cuando su padre tiene que separarse de él y es internado en un colegio religioso, donde conoce a personas de diferentes razas y clases sociales contrarias, allí es partícipe de los diferentes problemas juveniles, pues ante la marginación que sufren algunos de sus compañeros como “Palacitos’’ que es agredido por “Lleras’’, siente ese deseo de rebeldía ante la clase opresora, generadora de desgracias y atrasos. Aun así, enaltece la figura humana y tierna del indio, recordando su origen, como lo menciona en otra parte de “Los ríos profundos”: Pero aun allí, en aquel valle frio, que sepultaba a sus habitantes; solo, bajo el cuidado de un indio viejo, cansado y casi ciego, no perdí la esperanza. Los peces de los remansos, el gran sol que cruzaba rápidamente el cielo, los jilgueros que rondaban los patios donde se tendía el trigo, y los molinos donde se empujaban lentamente la harina, el sudario, cubierto de polvo, de las cruces que clavan las paredes de los molinos; el rio aun así enmarañado y bárbaro, me dieron aliento. (Arguedas, 2002, p.67). También se refiere a otro tipo de enfrentamientos, como los que sostienen el grupo de las chicheras exigiendo el reparto de sal y la entrada en masa de los colonos o campesinos indios a la ciudad que venían a pedir la realización de una misa en memoria de las víctimas de la epidemia de fiebre amarilla, originando en Ernesto la toma de conciencia, eligiendo los valores de la liberación en vez de la vida económica acomodada, motivándolo a un cambio de vida y a tener un pensamiento de que las injusticias, el caos y la violencia contra los indios debe desaparecer, aun así debe comprender el mundo que lo rodea y por consiguiente a insertarse en él como una parte más de esa totalidad viviente. Su obra “Los ríos profundos” se encarga, entonces, de afirmar al indígena en la unidad del universo con la participación de todos sus elementos en un signo de posible armonía, pero también señala la honda injusticia del mundo y su historia de desgarramientos y disputas, optando a la realidad y a combatir contra el superficial sentido de vivir; deduciendo que en este proceso no es necesario vivir en armonía al contrario interiorizar los conflictos de la realidad, siendo esto, el duro aprendizaje que narra. El segundo desencuentro En esta novela se muestra como el pensamiento mezquino, ambicioso y acaparador de los políticos se descubren en su lado más ruin, enviando a sufrimientos injustos a personas inocentes, que por no estar a favor o pasarse a su ideología, son desterrados o enviados al lugar donde se sintetiza la degradación moral y la perdida de los valores y la ética; un lugar que sin embargo también es una luz de esperanza de quienes luchan por cambiar su vida, a pesar de perder la tan ansiada libertad y recibir torturas muchas veces. Asimismo, se convierte en un referente de esa cruda, seria y agonizante verdad, así como de las manipulaciones existentes en el orden gubernamental; esto es algo que nos motiva a pensar quiénes son los responsables de la degradación del hombre, no fijándonos en los manipulados, sino en los manipuladores ya que ellos son los que generan la mutilación de los sueños de progreso del hombre peruano, aquel que se encuentra lleno de deseos de autorrealización y anhelos que se frustran por la codicia de muchos. En esta obra está detallada a profundidad el enfrentamiento que sostienen los apristas y comunistas contra el régimen dictatorial del presidente Benavides, pero a la vez refleja la incompatibilidad de sus doctrinas, siendo el deseo de ambos implantar en el país la justicia social que solo tenían los que se encontraban en el poder. Frente a las disputas existentes, el personaje del joven Gabriel, se muestra como un individualista derecho, ya que no comparte las ideas de ninguno de los grupos, por lo cual se le puede definir como un independiente. No obstante, a pesar de que en la obra se detalla la más cruda vileza y degradación moral, por los actos que hacían por ejemplo “el Negro Puñalada” o “Marava” contra los más indefensos, muchos autores, como Mario Vargas Llosa, han criticado ampliamente esta obra, aduciendo que en cierto sentido no tiene coherencia especifica; pero también, han señalado sus aciertos, con respecto a las atrocidades a los que son sometidos algunos presos y a esa intransigencia de los que están en el poder y que en cierta medida son los que profesan la doctrina de la inmoralidad y el desorden. Sintetizando la obra “El Sexto’’, se puede inferir que existe otro encuentro de culturas en ella, esta vez ya no se presentan indios que se pelean contra los patrones, más bien es el enfrentamiento de limeños y serranos que se expresan ordinariamente en español y gentes de otras provincias de la costa, contra el sistema político abrupto de ese entonces, que amenazaba y golpeaba la democracia relegándola a ultimo plano. El tercer desencuentro En ese contexto, el indio, personaje central en casi todas las obras de Arguedas, al llegar a la ciudad cede ante la posición de su entorno y va perdiendo paulatinamente su identidad cultural, sus hijos se contagian del espíritu moderno y adquieren otras costumbres. Pero lo más dramático y lo que genera desazón en este cambio de pensamiento y vida es la degeneración del hombre que cae en los vicios engatusadores de los bares y burdeles. De otro lado la industrialización, principal mecanismo de la modernidad, trae consigo desastrosas consecuencias en el ambiente, por la pesca indiscriminada y la contaminación que genera las fábricas, dislocando el equilibrio natural, así pues, el orden capitalista se pone de manifiesto. Pero en esta obra también se señala los deseos de suicidio de Arguedas, que se dio quizás por la incomprensión que él consideraba que ya no pertenecía a ese mundo perdido por los lazos de la modernidad, que poco a poco acababa con ese mundo tradicional al que Arguedas pertenecía y que se negaba dar lo mejor al hombre. Arguedas además sentía que ya no escribía como antes, y que su capacidad creativa había disminuido, esto sumado a las severas críticas por parte de sus detractores aumentaban más su depresión y los motivos de su posterior suicidio que en esta novela tal vez lo estaba divulgando, sin embargo, contiene afirmaciones de esperanza ante un mundo cruel, cambiante y que no espera a nadie. La influencia de los dos mundos Su vida tal vez fue muy dura, pero su trabajo como escritor es de lo mejor, ya que lo que buscaba era la identificación del peruano con su tierra, sus costumbres, su folklore, y todo lo que le perteneciera, es así como la cuestión fundamental que se plantea en sus obras es la de un país dividido en dos culturas, la andina de origen quechua y la urbana de raíces europeas; los cuales deben integrarse en relación armónica con carácter patrio, así los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea son el deseo y la visión de mejorar este aspecto. Conclusiones A su vez las dos culturas tienen un tipo de vida distinto, ya que lo occidental esta más dedicado al comercio y a las actividades urbanas, mientras que lo andino está más dedicado al campo y a la naturaleza. Todas estas semejanzas eran ignoradas por el mundo urbano, pues no tenían una visión clara sobre el mundo andino, ya que tenían la idea de que esos hombres del campo solo servían para trabajar y que no mostraban sus verdaderos sentimientos. Así fue como Arguedas ayudó a cambiar la perspectiva sobre el mundo andino; en sus relatos, mostró un mundo sentimental y unido, donde todos se ayudaban entre sí y disfrutaban sus alegrías, eso sorprendió al mundo occidental que ignoraba mucho y tenía una falsa visión sobre el mundo andino, el cual describió tan detalladamente.
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Revista Argos |
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