La construcción del dialogismo y la otredad en un texto religioso protestante: La Lanza de San Baltazar, análisis de algunos ejemplos.

The construction of dialogism and otherness in a Protestant religious text: The Lanza de San Baltazar, analysis of some examples.

DOI: 10.32870/argos.v10.n25.3.23a

Eyder Gabriel Sima Lozano
Universidad Autónoma de Baja California (MÉXICO)
CE: eyder.sima@uabc.edu.mx
https://orcid.org/0000-0002-1303-8919

Esta obra está bajo una Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0.

Recepción: 10/09/2022
Revisión: 21/10/2022
Aprobación: 16/11/2022

     

Cómo citar este artículo (APA):

En párrafo:
(Sima, 2023, p. _)

En lista de referencias:
Sima, E.G. (2023). La construcción del dialogismo y la otredad en un texto religioso protestante: La Lanza de San Baltazar, análisis de algunos ejemplos. Revista Argos. 10(25). 30-53 DOI:10.32870/argos.v10.n25.3.23a

   
           
       

Resumen:
El objetivo del presente estudio es analizar la construcción del dialogismo y la representación del otro en La Lanza de San Baltazar, primer periódico protestante de la ciudad de Guadalajara, editado a finales del siglo XIX. Se sigue la teoría del dialogismo enunciada por Bajttin, con una metodología de análisis documental y de contenido, enfocada en algunos fragmentos, ejemplos y el encabezado del periódico. La polifonía de voces dialógicas del discurso en conflicto y tensión social incorpora las del adversario, junto a las doctrinas aliadas del emisor protestante. Así, el dialogismo ampliamente abierto que se trabaja en el texto muestra las condiciones históricas y religiosas entre católicos y protestantes, consecuencia del arribo de las misiones de la nueva fe en el escenario.

Palabras clave: Periódico. Protestante. Dialogismo. Guadalajara. Siglo XIX.

Abstract:
The objective of this study is to analyze the construction of dialogism and the representation of the other in La Lanza de San Baltazar, the first Protestant newspaper in the city of Guadalajara, published in the late nineteenth century. It follows the theory of dialogism enunciated by Bajttin, with a methodology of documentary and content analysis, focused on some fragments, examples and the heading of the newspaper. The polyphony of dialogic voices of discourse in conflict and social tension incorporates those of the adversary, along with the allied doctrines of the Protestant sender. Thus, the widely open dialogue that is worked on in the text shows the historical and religious conditions between Catholics and Protestants, a consequence of the arrival of the missions of the new faith on stage.

Keywords: Newspaper. Protestant. Dialogism. Guadalajara. Nineteethn century.

 

   
     

Introducción.
Las construcciones discursivas en textos confrontativos evidencian las representaciones de diversas voces a partir de un dialogismo amplio, que está presente para dotar al texto no solo de contenido, se agrega una carga ideológica que distribuye sus variadas propuestas originadas en el ámbito social y mediadas por el lenguaje del narrador, el cual puede ser fiel a tales discursos o entrar en contradicción al debatir cada propuesta (Hernández, 2011).

Un ejemplo de esta construcción dialógica, la encontramos en  La Lanza de San Baltazar, un periódico de corte protestante del siglo XIX que se editó en la ciudad de Guadalajara, una época de amplia turbulencia política en el país y el estado de Jalisco, motivada por la irrupción del protestantismo en México y la reacción del catolicismo mexicano, por lo que la relación política y religiosa se observa en las letras de dicho diario que se escribieron en la ciudad durante 1873, con un énfasis en la contraargumentación discursiva, a fin de derribar las ideas del oponente.

Desde la perspectiva de Bajtin (Buvnova, 2006), el dialogismo presente en el lenguaje, es punto de partida para la expresión de múltiples voces, por lo que el texto es por sí mismo el reflejo de los puntos de vista del autor, su postura y actitudes ante los hechos de un entorno, así como las intenciones no solo propias, también las ajenas, pues el individuo es portador de una conciencia ideológica tanto suya y de otros actores sociales que se presentan a través de la palabra (Cárdenas & Ardila, 2009). Es por ello, siguiendo esta propuesta, asumimos que, en un texto con carácter confrontativo, se manifiestan aquellos criterios de la visión del autor sobre el estado del mundo de lo objetivo y subjetivo, es decir, los hechos concretos y la interpretación de los objetos y seres, sobre los cuales se desarrollan las formaciones ideológicas, las cuales invaden la mente y la actitud del autor (Abadie, 2013).

En consonancia con la construcción del dialogismo, presentamos como objetivo: analizar breves fragmentos de La Lanza de San Baltazar, que muestren el aspecto dialógico, que construye al discurso como un ente cargado de diversas voces en tensión social, representadas a través de la figura del autor y que enuncian las condiciones históricas de producción de la época.

Haremos ahora una revisión de la literatura, a fin de que la identificación de los antecedentes permita conocer lo que otros autores han dicho sobre La Lanza de San Baltazar, y esto permita clarificar y diferenciar el rumbo del presente estudio. Las primeras revisiones son de corte histórico: Bastian (1989) en su obra Los disidentes presenta la situación conflictiva de la época, enmarcada en el gobierno mexicano de 1873 contra la Iglesia católica. El autor expone cómo en la ciudad de Guadalajara, la misión de la Iglesia congregacional inició un periódico combativo que se llamó La Lanza de San Baltazar, cuyo redactor fue Felipe de Jesús Pedroza, quien dirigió sus discursos contra el padre Agustín de la Rosa, defensor acérrimo de las doctrinas católicas. Por su parte, Iguiniz (1955) hace una mención especial sobre el autor principal de La Lanza de San Baltazar, Felipe de Jesús Aristeo Pedroza, a quien describe elocuentemente como preparado en las letras, habiendo obtenido el grado de doctor en Teología, poseía conocimientos de diversas ciencias tanto naturales como filosóficas, históricas y filológicas, por lo que era alguien que tenía habilidades para la escritura, lo cual le facilito escribir polémicamente durante el primer año de la publicación de La Lanza de San Baltazar.

Asimismo, Dorantes (2000a) en el plano histórico reporta el proceso por el cual iniciaron los trabajos de La Lanza de San Baltazar, a partir de que los protestantes que llegaron a Guadalajara buscaron una imprenta y en esa búsqueda toparon con Felipe de Jesús Aristeo Pedroza, quien había desertado de las filas de la Iglesia católica para convertirse en uno de los padres constitucionalistas que apoyaban los movimientos de las Leyes de Reforma. En ese tenor, González (1999) haciendo una recopilación de la prensa de Guadalajara durante el siglo XIX y particularmente de las publicaciones protestantes de la época, afirmó que La Lanza de San Baltazar había nacido bajo el signo del gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada el 22 de mayo de 1873. Esta autora en su texto Voces de Guadalajara dedica un breve análisis al epígrafe del inicio del texto sobre el cual afirma que tuvo un doble sentido grotesco y retador.

Con una dirección de tipo lingüístico y del análisis del discurso, encontramos la investigación de Gutiérrez (2010) que se centra en estudiar el proceso de la argumentación polarizada entre el autor de La Lanza de San Baltazar y el oponente católico que fue el periódico La Religión y la Sociedad. A través del constructo de argumentos falaces encuentra que lo relevante del proceso de argumentación no eran en sí el contenido de los mismos, sino la fuerza de los ataques y su consecuente desprestigio sobre el otro. En tanto, La Lanza de San Baltazar dirige sus ataques al adversario católico representado en la figura de Agustín de la Rosa; La Religión y la Sociedad dirige sus argumentos hacia el colectivo protestante.

El trabajo de Sima (2003) presenta un análisis de contenido del periódico a partir de una documentación de los discursos principales en sus primeros años, junto a otros datos históricos relevantes, así como un análisis del discurso, a fin de clarificar las contradicciones que conlleva el texto.

Por su parte, Sima (2006) analizó el proceso argumentativo de La Lanza de San Baltazar y la respuesta del periódico católico La Religión y la Sociedad, a partir del uso predominante de los enunciados interrogativos, los cuales son una de las estrategias favoritas de los emisores para la formación de sus argumentos y contraargumentos. En tanto, Sima (2018a) presenta un análisis histórico de los orígenes de La Lanza de San Baltazar y abarca una propuesta de análisis desde la argumentación, a partir de los enunciados interrogativos. Finalmente, Sima (2018b) analiza los enunciados interrogativos de La Lanza de San Baltazar, usando el modelo de Toulmin, para identificar cuáles son las funciones argumentativas de tales recursos lingüísticos, llegando a la conclusión de que son reforzadores y a la vez datos, con alta carga informativa bajo el fingimiento de ser presentados como preguntas que fortalecen la argumentación.

En esta revisión de los antecedentes, notamos que no existen trabajos de análisis literarios de La Lanza de San Baltazar, por lo que este trabajo viene a cubrir dicha ausencia, a fin de crear nuevas perspectivas de estudio del documento, el cual puede ser analizado no solo desde el plano lingüístico y del análisis del discurso, sino también con métodos literarios, particularmente sociales, debido a su naturaleza y contenido que muestra la turbulencia de los bandos antagónicos en el plano político y religioso, siendo éste es el más contradictorio, pues las supuestas bondades y acogidas espirituales no estuvieron a la orden del día en el momento de expresarse hacia el oponente, mucho menos lo hace el autor del texto sobre su propia identidad protestante, como veremos en el análisis.

Escenario histórico de La Lanza de San Baltazar
El periódico La Lanza de San Baltazar se empezó a publicar entre 1872 y 1873, pues en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, únicamente aparece el segundo número del primero tomo, fechado el 29 de mayo de 1873, por lo que se especula que fueron esos años en los que debió aparecer el primero número del periódico en cuestión. Este periódico fue el primero que las misiones protestantes publicaron cuando arribaron a Guadalajara el 7 de noviembre de 1872, siendo la Iglesia congregacional la primera misión de rito evangélico, cristiano, luterano y reformista que se asentó en la capital jalisciense. El periodo de publicación de La Lanza de San Baltazar abarcó de 1873 a 1886. Algunos tomos de este trabajo se encuentran todavía en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, pudiéndose encontrar los que se fecharon hasta el año de 1883, con diversas ausencias y periodos en los que deja de ser editado. Para mayores datos del periodo de publicación ver (Sima, 2018a).

En este texto, los misioneros protestantes publicaron sus creencias religiosas e invitaciones a la población para adherirse a sus prácticas, por lo que el proselitismo del periódico fue el principal objetivo de la publicación. Cabe mencionar que en dicha época existió también la prensa católica a través de los periódicos: La Religión y la Sociedad, El Vigía Católico, los cuales se convirtieron en los rivales y objeto de las confrontaciones discursivas enunciadas en La Lanza de San Baltazar.

Entre los autores de los discursos de cada periódico tenemos a los siguientes: por el lado católico se encontraba el padre Agustín de la Rosa, quien era un férreo defensor del catolicismo, con una formación brillante en Teología y las letras, entre otros saberes. Es reconocido como uno de los hijos epítomes de Jalisco, pues en la Rotonda de los Hombres Ilustres de Guadalajara, aparece una estatua dedicada a su persona.

Por el lado de los protestantes, Felipe de Jesús Aristeo Pedroza es el autor de La Lanza de San Baltazar en su primer año. Según Dorantes (2000) existe la posibilidad de que dicho personaje mucho antes de la llegada de los misioneros protestantes editara el periódico con otro nombre. Originalmente se formó como un sacerdote católico, pero simpatizante de las Leyes de Reforma, había roto con la Iglesia católica. Además, su excelente formación en el uso de la palabra y las actividades literarias con seguridad fueron las cartas de presentación para que los misioneros protestantes lo invitaran a trabajar con ellos, ya que los discursos principales de dicho periódico mostraban una elocuente escritura y los argumentos cargados de ironía, burla y alto grado de contenido doctrinal, así como conocimiento de las escrituras sagradas. Todo ello permitió la construcción de un texto ilustre en las cuestiones de la fe y la defensa de la postura doctrinal del protestantismo. Sin embargo, su trabajo solo duraría un año, después de tal periodo, Aristeo Pedroza pidió perdón a la Iglesia católica y se refugió en su seno. Se sabe, según lo que enuncia Iguíniz (1955) que llevó a cabo una tarea misionera en la Baja California, desconociéndose si regresó a tierras jaliscienses.

No nos extenderemos mucho sobre las condiciones históricas, algunos autores como Dorantes (1996,1998, 2000a y 2000b), Iguíniz (1955), y los trabajos de Sima (2003, 2006, 2018a y 2018b) permiten obtener mayores datos de los inicios del protestantismo y las reacciones que tuvo la Iglesia católica hacia la llegada de los representantes de la nueva fe, por lo que la consulta de tales textos profundiza en otros datos históricos del primer periódico protestante en tierras tapatías.

Dialogismo, las voces del otro y la representación de géneros en un texto
En esta sección presentamos los constructos fundamentales que guiarán este trabajo. Desde el ámbito literario, el dialogismo es el concepto clave que comprende las variadas voces, y representaciones discursivas contenidas en el texto. La conciencia no propia, la del otro, irrumpe en las letras del emisor, a partir del contacto de éste con los diversos actores e ideologías de la sociedad. Visto desde una estructura metódica, el dialogismo abarca la comunicación interpersonal en la que dos individuos dialogan, por lo que el y el yo son el eje que mueve los discursos que se van incrustando en cada ámbito comunicativo (Rodríguez, Cuya y Oré, 2020).

Cabe mencionar en esta breve introducción del dialogismo que los alcances de dicho concepto no se limitan al ámbito literario, ha sido fuente de apropiación en la antropología para entender las culturas del otro, en la semiótica para comprender la interrelación de los signos según su naturaleza. Es tratado en la etnografía con un objetivo de corte epistémico que permite el traslado de los conocimientos transdisciplinarios, a fin de cumplir el objetivo metodológico de Bajtin con la propuesta de su capítulo: Hacia una metodología de las ciencias humanas, publicado en 1982 en el libro Estética de la creación verbal. Además, otros campos disciplinarios se han apropiado del dialogismo para enriquecer sus saberes (Carranza y Molina, 2021).

 El dialogismo ocurre en el lenguaje social de las comunicaciones cotidianas, así como en la creación literaria, siendo este espacio un reto para su análisis, pues es aquí donde las voces se manifiestan creativa y secretamente, a fin de que el investigador sea capaz de detectarlas. Dice Bajtin (1989) que la orientación dialógica de la palabra es un fenómeno propio de toda palabra, valga la redundancia, nace en el interior de los diálogos como un debate hacia sí misma (la palabra), y hacia la palabra ajena, por lo que no hay palabra dialógica propia que no esté en tratamiento con lo heterogéneo del mundo, el otro y los otros. Así, se construye la palabra, no como un ente aislado, sino como resultado de la convivencia y tensión con los discursos que contienen a tales palabras, resultando en la polifonía de voces en contacto a través de un texto que emite un discurso.

Cabe mencionar que los significados de los textos son resultado de las negociaciones interactuantes entre los participantes (Fernández, 2014). Las fronteras de los enunciados se fijan por el cambio de turno de los participantes, pues los enunciados son copartícipes y prevén los saberes del otro, por lo que identifican el contenido que se enunciará (Bajtin, 1989). El enunciado de cualquier participante tiene como expectativa la respuesta del otro, ya que el lenguaje se construye mediante las relaciones mutuas que se establecen entre emisor y receptor. Sin embargo, el límite del dialogismo está más allá de la emisión de enunciados en un diálogo, pues este concepto se localiza universalmente en un mundo verbal y múltiple que abarca todos los eventos históricos de la humanidad (Vargas, 2009).

Para Bajtin (1989) el dialogismo transita en dos caminos: uno interno y otro externo. El primero aborda la expresión de las voces que tienen un trasfondo ideológico vinculante con la historia, el tiempo y el escenario donde surgen, junto con saberes, afectos y conductas que valoran tales voces discursivas. Sin embargo, es común encontrar en este nivel la ironía, parodia y burla como resultado de la palabra bivocal, en la que una enunciación discursiva materializada en el texto adquiere dos sentidos diferenciados a pesar de que sea emitida por el mismo autor. (Vargas, 2009). En tanto, el dialogismo externo aparece en las diversas voces expresadas en el discurso, cuyo responsable es un solo individuo que da voz a él mismo y al otro. Para ir más allá del análisis textual, el dialogismo y su consecuente polifonía de voces representa la realización del ser humano que se reconoce a sí mismo en su encuentro con en el otro. Lo cual significa que el dialogismo es el espejo que permite ver no solo la parte superficial del responsable textual, sino también los otros yo contiguos del autor dentro de su conciencia, en la cual interactúan desde el semejante más amigable con él hasta el más acérrimo oponente.

Por todo lo anteriormente expuesto, en este análisis, entendemos por dialogismo, aquellas prácticas discursivas que conllevan la presencia de una o variadas ideologías en un escenario histórico, mismas que recaen en la conciencia del sujeto autoral del texto literario, manifestadas a través de estrategias del lenguaje, moldeadas a través de las formas y creaciones literarias que nutren a la función poética. Así, la participación de los agentes sociales responsables del funcionamiento del texto, topa con una heterogeneidad social que permite la observación de la frontera del otro para la construcción de los propios límites (Martínez, 2001). De ese modo, se produce la propia experiencia del individuo-autor con su mundo externo con el cual encuentra coincidencias, así como desencuentros y tensiones ideológicas, mismos que serán reservados para ser detonados en la actividad literaria como consecuencia del diálogo de las diversas voces entramadas en la conciencia de dicho autor, el cual expresa a través de sus pensamientos e ideas al otro sujeto o a los sujetos sociales con los que ha interactuado. Por ello la emisión de un discurso, sobre todo, por las condiciones confrontativas que analizamos potencializa el encuentro violento de un pensamiento con otro (Bajtin, 1989). 

Tres conceptos fundamentales que continuamente estarán referidos en este estudio son: discurso, texto e ideologías. El primero alude a una serie de significados que han sido emitidos cuya propuesta versa en comportamientos sobre un asunto (Manzano, 2005). Un discurso se entiende en un sentido amplio como un conjunto de actos homogenizados que reaccionan como doctrina hacia algo y al mismo tiempo genera conductas. La intervención del discurso ocurre por sus componentes fundamentales que son: contexto, asunto, agentes, productos, ideología, recursos, argumentaciones, técnicas, propuestas, estrategias (Manzano, 2005).

El discurso es la emisión de una o variadas ideas, que se materializan a través del texto, el cual se define en un sentido amplio como una unidad comunicativa del lenguaje que manifiesta una sucesión ordenada de oraciones (Bernárdez, 1982). Además, el texto presenta sus límites a partir de que el hablante lo delimita en un espacio marcado por signos, por lo que la frontera textual ocurre en una oración o más allá de variadas oraciones. El texto, por otra parte, tiene un carácter intencional especificado por los emisores que participan en él (Bernárdez, 1982). Como vemos, el texto tiene una naturaleza más gramatical y pragmática ya que los procesos de cohesión, coherencia, intencionalidad, situacionalidad, aceptabilidad, informatividad, intertextualidad afectan la formación del texto (Beaugrande y Dressler, 1997).

Por el lado de la noción de la Ideología, Van Dijk (2005) la define como una representación social que caracteriza la identidad de un grupo, dado que éste permite la existencia de creencias compartidas, las cuales explican la visión del grupo hacia uno o variados estados del mundo. Así, las ideologías son prácticas subjetivas a las que se adhieren los individuos, quienes serán modelizados conforme a las expectativas del grupo y sus reglas establecidas que esperan ser cumplidas. Las ideologías no solo afectan el medio social, son también creencias que afectan el saber y los campos del conocimiento.

Para fines del análisis del presente estudio, nos referiremos al discurso como una emisión amplia de pensamientos, los cuales están delimitados en el texto, en este caso el periódico protestante y cada una de las partes que lo componen, desde el título, un fragmento, un número o un volumen completo. En tanto, la ideología, presente a través del texto se manifiesta en el discurso de los emisores, los cuales pueden ser portadores de ella o estar en contra de la misma. El discurso es una enunciación abstracta de ideologías y posiciones neutrales que se manifiesta en el texto y los géneros derivados de éste.

La metodología del análisis
Este estudio presenta un análisis documental, de tipo cualitativo, orientado al análisis del contenido, a través de algunos fragmentos textuales que muestran la sucesión del dialogismo, concepto nuclear y sus variaciones en la polifonía de voces, manifestadas en las diversas estrategias del autor. Se presenta un trabajo de corte inductivo que ejemplifica a través del texto el concepto propuesto en la lectura del marco teórico. 

Habiendo enunciado la construcción y la conceptualización del dialogismo, queremos puntualizar qué es lo que se obtendrá en el texto analizado, pues tal fin delimitará las fronteras del análisis. Como explicamos en el objetivo planteado en la introducción: la pretensión de analizar breves fragmentos de La Lanza de San Baltazar, que muestren el aspecto dialógico que construye al texto; el presente trabajo analizará las voces ocurrentes en el discurso, siendo que las más representativas suelen ser: la que el autor considera como propia al admitirse como cristiano protestante, los argumentos del adversario, el otro que se identifica como el adversario católico, los acontecimientos inmediatos al escenario, el ambiente nacional y las voces políticas, los textos sagrados como la Biblia.

Dialogismo y otredad en La Lanza de San Baltazar: el encabezado
Iniciamos el análisis con la presentación y portada con la que inicia el texto, la cual proporciona señales belicosas en contradicción, encontrándose también las voces de los otros que se acomodan en la construcción intencional del autor. Así la portada de presentación del periódico que ocurre en su primer año aparece con variados giros sorpresivos de voces dialógicas que podemos notar a continuación. La ortografía es de la época como en este ejemplo y otros que se citan directamente del diario:

TOM. I. Guadalajara, Juéves 29 de Mayo de 1873. NUM. 2.

LA   LANZA   DE   S.   BALTAZAR.
_____________________

Periódico Joco-serio. Politico y Literario. Jesuitico.

Burlon y Endemoniado.

Y era tanta la pujanza
De Señor San. Baltazar,
Qué una vez llegó a ensartar

Ciento cincuenta en su lanza
¡O lanza, divina lanza
De señor San Baltazar!

Saldrá a luz una vez á la semana, y vale cuartilla. Declara que es cristiano por los cuatro costados, y protesta dar muchas y muy terribles lanzadas á cualquiera bicho que se meta á juzgar sobre sus creencias religiosas.

LANZAZOS.
______________

SEGUNDA CARTA.

AL SR. DR. DN
A.   DE   LA   ROSA

Aparece primero la fecha, la numeración del tomo. Posteriormente el título del periódico: La Lanza de San Baltazar es el punto central de esta sección, pues ineludiblemente nos lleva a preguntar el porqué del mismo, es decir, ¿por qué se llamó La Lanza de San Baltazar? Considerando que el periódico era responsable de la difusión y representación de la misión protestante que iniciaba en el estado de Jalisco. Algunos datos (Dorantes, 2000a) sugieren que Felipe de Jesús Aristeo Pedroza contaba con una imprenta y editaba el periódico antes de la llegada de los misioneros evangélicos, o también es posible que tuviera otro periódico con un discurso similar, sea el que fuere el caso, lo cierto es que fue atractivo para los misioneros protestantes debido a la adversidad social hacia ellos el encontrar un aliado que tuviera una imprenta que les proporcionó la oportunidad para presentar sus propuestas. De esa forma le concedieran a Aristeo Pedroza que la publicación tuviera ese tono desafiante y las contradicciones expuestas, con tal de contar con un taller de impresión para sus fines difusores. Por otra parte, es probable que dicho nombre católico en un periódico protestante haya sido una estrategia para atraer al público, y que éste no se sintiera distante y traidor de sus orígenes católicos, de ese modo podían comulgar más fácilmente con un texto que tenía un nombre católico. Además, como dice Bajtin (1989) no existe un dominio fronterizo cultural, un territorio cerrado, ya que toda cultura penetra en cualquier ángulo, por lo que este argumento da lugar a justificar que en La Lanza de San Baltazar no hubo restricción cultural religiosa al momento de nombrarse a sí misma con un nombre y apellido del otro.

La Lanza alude a voces belicosas que se sustentan en las armas, utensilios para la guerra, mientras San Baltazar es un nombre católico, uno de los reyes santos. Así, encontramos la primera contradicción dialógica al asumir en la identidad protestante una forma de ser del oponente, del católico (Rodríguez, Cuya y Oré, 2020). Pero el título del periódico no deja de ser inquietante y nos seguimos cuestionando si los protestantes podrían asumir la veneración de santos, si ellos mismos en sus doctrinas reniegan de la adoración de ellos y es una de las causas de que Lutero haya iniciado la Reforma Protestante. Sin embargo, las circunstancias de la época en la que la turbulencia religiosa y política estaban a la orden del día, hizo que Felipe de Jesús Aristeo Pedroza tomara la voz de su adversario católico para burlarse, y de forma magistral, va ironizando sobre el otro al apropiarse de una figura que no le corresponde, que le es ajena a la doctrina que en esencia predica, siendo así que el dialogismo ajeno y en contradicción muestra a manera de burla una parte de la identidad del otro.

En el estudio de la polifonía de las voces, la risa, burla y parodia son para Bajtin (1989) elementos sistematizados del lenguaje con una objetividad social e histórica, que suelen ser reinterpretados, de esa forma el autor protestante de La Lanza de San Baltazar realiza actos interpretativos y novedoso en las operaciones de burla hacia sus adversarios a partir de las características del oponente. En la Lanza de San Baltazar, entonces, no se niega la identidad y rasgos del catolicismo, es decir, del adversario, del oponente, el otro. En cambio, el discurso se orienta a presentarlo de otro modo, bajo una nueva interpretación con un carácter burlesco.

Ahora bien, juntar La Lanza y San Baltazar como propuesta de título para un periódico con tintes y personalidad religiosa es antagónico, pues están en consonancia la guerra representada en la lanza y San Baltazar que alude a un icono de la fe, asociado a la visita del divino nacimiento. Nos hallamos así con dos datos en un entramado de contradicciones dialógicas. Pero, continúa en su desafío en las siguientes denominaciones que asume el periódico sobre sí mismo, mostrando de ese modo el proceso del dialogismo externo que le da voz y cabida en el texto a los otros agentes sociales del oponente diferenciados del yo del autor nombrándolos como: “joco-serio, político y literario, jesuítico, burlón y endemoniado”. Las explicaciones de estos nombres que asume el texto muestra discursos en contradicción y alude a una legión de voces polifónicas que le darán formación y contenido al discurso a partir de la intervención de factores sociales turbulentos que allí se enlistan. Es así como dice Martínez (2001) la frontera del otro, topa con la propia, la del yo. De esa forma los límites del periódico protestante son líneas finas y frágiles por las que ingresa la doctrina católica, pero de una forma intencionada usando el discurso de la burla.

Lo joco y lo serio son dos oposiciones. El texto asume ser bromista cuando dice ser joco, pero a la vez es serio, lo cual se verá en su defensa apasionada de la historia y las cuestiones doctrinales. Es político, porque toma partido y está del lado de los liberales, de las Leyes de Reforma y los nacionalismos, es literario pues presenta sus propias actividades literarias no solo con las figuras retóricas que usa para sus discursos narrativos, el género lírico, a través de la poesía está presente como quehacer en el periódico. Es jesuítico no porque pertenezca a la orden de los jesuitas, sino que toma de ellos el liderazgo, la gestión, la audacia y el conocimiento para liderar en el plano religioso, y los dos últimos adjetivos con los que se autocalifica el texto son los más contradictorios por su propia naturaleza: burlón y endemoniado. El primero va en consonancia con el ser jocoso y toda palabra para dejar en ridículo, hacer daño y mofa al oponente. Lo demoniaco es todavía más atrevido y cabe preguntar por qué un periódico religioso protestante se asume como demoniaco, si el enemigo del Dios al que adoran los protestantes es el demonio. Queda analizarlo como continuidad de ese carácter burlesco en el que la significación de hacer la burla va junto a las actividades demoniacas, recordando que hubo épocas en la que la risa, la comedia y la burla fueron objeto vistos de forma inferior y secundaria, porque veían en tales procesos y emociones al demonio y sus secuaces del infierno. (González, 2008).

Retomando a Bajtin (1989) encontramos en el autor la aseveración de que el lenguaje paródico toma un camino diferenciado a la palabra directa del autor, de tal forma que la parodia irrumpe poco a poco en el periódico. Si lo aplicamos en nuestro texto de análisis, encontramos en el encabezado desde las palabras más neutrales como joco-serio hasta el extremo de burlón y endemoniado. Sin embargo, esta acción no acaba allí, pues todavía aparecen elementos reforzadores del lenguaje paródico en apoyo al dialogismo contra el oponente, ya que aparece el epígrafe malicioso del que da cuenta González (1999), todavía más atrevido y cuestionable por su contenido:

Y era tanta la pujanza
De Señor San. Baltazar,
Qué una vez llegó a ensartar

Ciento cincuenta en su lanza
¡O lanza, divina lanza
De señor San Baltazar!

La autora cuenta que este epígrafe era una voz que se conocía en la sociedad de esa época: “No contento con ser retador, se lanzaba, alburero, a ofrecer este epígrafe malicioso, sacado de las arcas populares” (González, 1999, p.126). La presencia de dicho epígrafe en el texto en cuestión nos indica un proceso más del dialogismo insertado a través de las voces populares en un discurso de corte religioso. Por otro lado, este epígrafe y breve discurso es una pista más para comprender el título del periódico. Si dicho discurso era conocido y corría como una voz popular en la sociedad de esos años, es probable que fuera la fuente de inspiración para que el periódico adoptara su nombre, pues vemos en éste las expresiones: “lanza” y “San Baltazar”.

Todavía más interesante dice González (1999) fue el doble sentido con connotaciones sexuales que aparece en el texto. La lanza era la expresión de lo fálico dentro de este encabezamiento, por lo que se suma una nueva voz dialogizante proveniente de lo popular y de la cultura del albur, con una nueva contradicción en escena al incorporar lo considerado profano e inmoral en la doctrina religiosa de católicos y protestantes. En consonancia con la propuesta de Bajtin (1989) sobre los dos tipos de dialogismos presentes: el interno es acorde al camino que toma este epígrafe, pues en él está presente no solo el objetivo burlesco, aparece el doble sentido que juega en la palabra, mostrando aspectos de la sexualidad.  Pero la incorporación de este doble sentido proviene directamente de otro yo de la sociedad que enuncia las prácticas culturales hacia lo sexual y profano, entonces viene a convertirse también en un dialogismo externo insertado en el discurso. Así, la polifonía de voces insertadas, no solo se originan directamente del oponente, también de otros actores sociales que pueden beneficiar la marcada intención de confrontar al rival ideológico.

Continúa ahora el encabezado con la declaración siguiente:

Saldrá a luz una vez á la semana, y vale cuartilla. Declara que es cristiano por los cuatro costados, y protesta dar muchas y muy terribles lanzadas á cualquiera bicho que se meta á juzgar sobre sus creencias religiosas. (La Lanza de San Baltazar, 1873, encabezado)

Indica el texto el tipo de periocidad en el que será publicado, su valor monetario y con un dialogismo interno en el que dos intenciones se plasman en sus palabras, el texto se asume en su carácter religioso como cristiano, pero a la vez belicoso, amenazante y calificando como bicho a los oponentes que lo juzguen en sus creencias religiosas. Ésta última expresión es la parte en la que las voces de los otros, el dialogismo de lo religioso ingresa al discurso.

El moldeamiento ideológico del orden religioso proviene de las instituciones sacras: iglesias, doctrinas, misiones, libros sagrados como la Biblia, tradiciones. El emisor, el representante protestante las asume al grado de hacer una defensa apasionada, comprometida con la amenaza de responder a los que intenten cuestionar la fe. En La Lanza de San Baltazar, el yo muestra su intención de defender sus creencias frente al otro al que identifica como un adversario que juzgará su posición. Por ello, dos voces, dos palabras convergen para formar un fragmento dialogizante que expresa la declaración aguerrida de este periódico, la cual se nutre y fortalece con la palabra: “Lanzazos”, un derivado del título del texto que indica la próxima aparición del discurso principal en el que se habrá de exponer la confrontación argumentativa hacia el otro, el adversario, el oponente católico, personalizado con el nombre del SR. DR. DN A. de la Rosa, que a la vez representa al enemigo católico sobre quien recaerá las fuertes palabras que en cada discurso inicial aparecerá, pues es resultado del proceso en el que los emisores, tanto protestantes como católicos han interactuado a través de sus textos y en la conciencia de cada uno está fijada la idea de responderle al otro. Como lo enuncia Bajtin (1989) los enunciados están a la expectativa del otro.

El otro y los otros en el discurso principal de La Lanza de San Baltazar
La primera pista que obtenemos de la presencia dialógica del otro en los discursos de La Lanza de San Baltazar, es la evocación que el autor protestante hace de su adversario, como vimos en el encabezado aparece la expresión: “SEGUNDA CARTA. AL SR. DR. DN. A. DE LA ROSA”. Desde allí se anticipa que la carta está dirigida a dicho personaje. Esto presume un proceso contraargumentativo en el que el discurso deja ver que los argumentos en contra se dirigen al oponente católico, al cual se evoca constantemente, por lo que el evento dialógico se construye a partir de la dedicatoria hacia el otro, usando formas directas, indirectas y la inclusión de la participación de un tercer actor como vemos en el cuadro 1, donde se muestra cómo se redactó la orientación de la carta hacia el destinatario durante el primer tomo de publicación. Esa evocación que se hace del adversario va en consonancia con lo que afirma Bajtin (1989), pues el habla del otro no está separada de la palabra del autor, es una forma de reconocer la palabra del otro al momento de ser evocado, así sucede en las formas en que es nombrado el adversario católico del periódico protestante, ver el siguiente cuadro:

Cuadro 1. Dedicatorias hacia el oponente.

Número y Fecha

Referencia hacia el otro y dedicatoria

NÚMERO  4  JUEVES 12 DE JUNIO DE 1873

CUARTA CARTA AL SR. DR. DN A. DE LA ROSA

NÚMERO  5.    VIERNES 20 DE JUNIO DE 1873

SEGUNDA REPLICA DE LOS PROTESTANTES DE GUADALAJARA AL SR. PRESBITERO D. AGUSTIN DE LA ROSA

NÚMERO 6.   JUEVES 26 DE JUNIO DE 1873

QUINTA CARTA. AL SR. DR. DN. A . DE LA ROSA.

 

NÚMERO 7.     JUEVES 3 DE JULIO DE 1873
LANZADAS

SESTA CARTA AL SR. DR. DN. A. DE LA ROSA.

NÚMERO 9.    JUEVES 17 DE JULIO DE 1873

LANZADAS
Una señora protestante, de esta ciudad, nos remite para su publicacion la siguiente carta, á nombre de una congregacion de Señoras.
    Señor Dr. D. Agustin de la Rosa.

NÚMERO 25.    JUEVES 6 DE NOVIEMBRE DE 1873
LANZADAS

SR. DR. D. AGUSTIN DE LA ROSA

Número 27.    JUEVES 20 DE NOVIEMBRE DE 1873
LANZADAS

EL VIGIA Y NUESTRA LANZA

NÚMERO 30.    JUEVES 11 DE DICIEMBRE DE 1873
LANZADAS

CONTESTACIÓN AL ARTICULO QUE SOBRE DIEZMOS INSERTA EL VIGÍA EN SU NÚMERO 27

Fuente: Elaboración propia.

Las formas de representar al otro durante el primer tomo de publicación del periódico protestante son variadas, predomina el nombre de Agustín de la Rosa, como vemos en el cuadro 1. En la expresión: “SEGUNDA REPLICA DE LOS PROTESTANTES DE GUADALAJARA AL SR. PRESBITERO D. AGUSTIN DE LA ROSA”, notamos que se asume la responsabilidad del autor a partir de la identidad religiosa y geográfica cuando dice: “Los PROTESTANTES de GUADALAJARA”, marcando el nosotros, el yo dialógico, versus el otro dialógico que es el Sr. PRESBITERO D. AGUSTIN DE LA ROSA”.

En la siguiente forma del número 9, 17 de julio de 1873 aparece: “Una señora protestante, de esta ciudad, nos remite para su publicacion la siguiente carta, á nombre de una congregacion de Señoras. Señor Dr. D. Agustin de la Rosa”. Aquí se añade la responsabilidad de la carta a un tercero con la que se comparte identidades doctrinales y el propio dialogismo. Además, la señora referida está representando a una institución: “la congregación de Señoras”. Se recrea una doble responsabilidad dialógica de un tercero en el texto, el cual se dirige hacia “AGUSTIN DE LA ROSA”. La siguiente expresión que aparece en el número 27 del jueves 20 de noviembre de 1873 dice: “El VIGIA Y NUESTRA LANZA” muestra el binomio dialógico, el y el yo que sucede entre el responsable protestante y el oponente católico, pues el VIGIA era uno de los periódicos de la prensa católica. La última variable en las formas que se dirigieron al receptor del texto es: “CONTESTACIÓN AL ARTICULO QUE SOBRE DIEZMOS INSERTA EL VIGÍA EN SU NÚMERO 27”. Aquí lo que se enfatiza es la acción de responder hacia un tema que sucedió en el número 27 del oponente, por lo que nuevamente se muestra la puesta en escena del dialogismo entre el y yo a partir de un suceso.

Dialogismo en el discurso principal de La Lanza de San Baltazar
Los discursos principales que aparecieron en el periódico, se dirigieron, por lo general, hacia el padre católico Agustín de la Rosa, a los periódicos católicos: La Religión y la Sociedad, El Vigía o invariablemente hacia cualquier representante católico. Cabe ahora analizar qué decían tales contenidos, cómo se va redactando el dialogismo en el texto que estudiamos, es decir, cuáles son las bases y estrategia discursivas del escenario para construir ese proceso de confrontación dialógica. Tomaremos algunos fragmentos de los discursos principales para mostrar la representación del otro y los otros, es decir, las variadas conciencias sociales en el texto como evidencias dialógicas. Además, dice Bajtin (1989, p.180) que la “confrontación dialógica de los lenguajes” apoya la formación estilística de los textos, con lo cual concordamos, pues le da un brillo argumentativo y una planificación retórica al texto. Agregamos que el texto adopta múltiples significados y genera un dialogismo infinito e ilimitado, pues todos los argumentos e ideas podrán ser respondidos y retomados en cualquier momento. Así, la recreación textual está a la orden del día.

NÚMERO 2. JUEVES 29 DE MAYO DE 1873
SEGUNDA CARTA AL SR. DR. DN A. DE LA ROSA.
Enristro pues mi lanza, y “en guardia, señor doctor” Asienta vd., con aire de infalibilidad, tata padre; en su “Primera Réplica á los Protestantes”, que estos señores han venido instigados por la sed de oro”. Válame Dios, viejito, yo no tengo el honor de conocer á vd., pero por lo que veo, juzgo tener fundamento para suponer á vd. un hombre demasiado crédulo y sencillo, supuesto que sus hermanos han hecho con vd., lo que unos malévolos hicieron en cierta vez con un buen cristiano, á quien le infundieron en la mollera que tenia trazas de ser buen torero. El pobre hombre, que tal cosa creyó, le salió a la fiera al encuentro y el toro le
Lo que vd. ha dicho á los señores protestantes, importa un insulto muy grave. ¿Y cree vd. tata padre, que sea licito y caballeroso entre gente de buena conciencia, faltar aun a los deberes que nos imponen la hospitalidad y la educacion? (La Lanza de San Baltazar, 1873, número 2).

En este fragmento desde las primeras líneas se metaforiza un campo de batalla del discurso por medio de la expresión: “Enristro pues mi lanza”. Posteriormente aparece la evocación del oponente a través de las frases: “En guardia, señor doctor”, “vd”, “tata padre”, “viejito”, “hombre demasiado crédulo y sencillo”. A partir de estas palabras, el argumento se centra en un reclamo acerca de la creencia del emisor católico sobre que los protestantes son ambiciosos, buscadores de riquezas. El discurso protestante es la defensa argumental contra un discurso que Agustín de la Rosa creó y que tituló: “Primera Réplica á los Protestantes”, el cual es citado en el fragmento. El texto ejemplifica que este dialogismo ocurre a partir de la emisión del otro, con el que existe un desacuerdo, para ello se crea una respuesta que incluye la voz del otro, a fin de ir desbaratando cada una de las ideas que el referido adversario creó acerca de los temas. Se trata de un dialogismo claramente contraargumentativo como respuesta hacia el oponente. Este proceso es parecido a lo que Bajtin (1989) enuncia con la novela griega, explicando que todo es ajeno, todo el universo y lo mítico no pertenece al mundo del autor, nada es natal. Por ello si esto lo aplicamos a La Lanza de San Baltazar, en ocasiones predomina más el discurso del oponente que el propio del periódico.

Un aspecto que es notorio dentro del contenido que se muestra en el fragmento es la evocación del otro a través de expresiones ironizadas, que intentan rebajar la autoridad del oponente y a sí mismo cuestionar su conocimiento y capacidad racional. Tenemos entonces un dialogismo acusador e ironizador en las expresiones que evocan al adversario católico de los protestantes, al cual se le rebaja, se le mofa y burla, a fin de fortalecer ese dialogismo belicoso plasmado en las letras. Ocurre lo que dice Bajtin (1989) acerca de la parodia, la cual representa al lenguaje visible, perceptible en una primera lectura. Sin embargo, la función principal de la parodia es una participación invisible, un trasfondo de la palabra real y creada: “la parodia es un híbrido intencionado, aunque, en general, un híbrido interlingüístico” (Bajtin, 1989, p.440). Ahora veamos el siguiente fragmento:

NUMERO 4, JUEVES 12 DE JUNIO DE 1873
CUARTA CARTA AL SR. DR. DN A. DE LA ROSA
Por esta vez, tata padre, solo quiero que vd. sea un juéz imparcial y que falle como un hombre honrado, pues voy á atacar al susodicho Vigia, primero, sobre las barbaridades que enjareta en el artículo que nos dedica en su núm 6, y segundo, sobre la disparatada asercion de su núm. 1., en que asegura, que nuestras actuales instituciones no nos rigen por que tal sea la voluntad de la mayoria de la nacion. [...]Contestamos con un Quite y una LANZADA AL FRENTE. Nosotros no defendemos precisamente el protestantismo, sino la verdad, supuesto que tenemos deber de hacerlo, pues como ha dicho un obispo romanista: “La verdad que no se defiende se atropella.” Además como verdadero mejicanos, cuidamos del buen nombre del Clero Mejicano y del honor de la Prensa Nacional.Nosotros tampoco envidiamos el honor de convertirnos voluntariamente en esclavos del papa romano, pobre viejo maniático, instrumento de las tenebrosas intrigas de algunos ambiciosos de la corte papal, que aspiran á eternizar su dominacion en el mundo cristiano, alejándose de Dios y de la verdad. (La Lanza de San Baltazar, 1873, número 4).


En tal fragmento, el discurso inicia atacando y lo dice claramente el autor: “Voy á atacar al susodicho Vigia”. Se justifica porque afirma que son “barbaridades” los argumentos del diario católico que dedicó a los protestantes en el número 6. La esencia del contenido, desde la voz protestante, es la defensa institucional de las leyes nacionales contra la postura del periódico católico que las desconoce. Para los protestantes la verdad es la prioridad y no precisamente sus dogmas, según se expresa en La Lanza de San Baltazar. Vemos entonces en esta parte la representación de las voces que combinan la religión y la política mexicana como aliados del protestantismo. Por el lado contrario, la religión católica y las leyes de la nación se presentan en oposición. Se finaliza atacando a un actor internacional que es el Papa romano. Así, todas estas voces en conflicto van moldeando el discurso dialógico en el que se desarrolla un triángulo en conflicto, pues el yo dialógico favorece a otro que es la nación y sus leyes, al que se considera aliado. En tanto, el otro dialógico, el , el oponente es enemigo del amigo. Y de forma circular, una institución internacional como lo es el papado encuentra el favor del oponente, y el desprecio del yo, es decir, del emisor protestante. El dialogismo está construido a favor o en contra de cada uno de los actores hacia las instituciones referidas. Es un dialogismo que fortalece su proceso confrontativo en la percepción de los sucesos que realizan los protestantes y católicos en diversos escenarios, locales, nacionales e internacionales.

NÚMERO  4  JUEVES 12 DE JUNIO DE 1873
CUARTA CARTA AL SR. DR. DN A. DE LA ROSA.
¿Qué bienes debe Méjico á Pio IX? Algunas encíclicas en latin? Algunas indulgencias? Todo se le ha remunerado muy bien, pues las cantidades que se le han remitido a Roma, no son despreciables. El pueblo mejicano no debe olvidar que cuando Maximiliano y Carlota se presentaron con el papa, al venir para Méjico, Su Santidad “recomendó mucho, muchisimo, al emperador, lo relativo á los bienes de la iglesia,” pero ni una palabra pronunció siquiera favor de un pobre pueblo católico, al cual se le iba á poner un rey, por el derecho de la fuerza,  por el derecho de conquista en pleno siglo XIX. Méjico se hallaba envuelto en una guerra injustificable y sangrienta, que no reconocia mas origen que la ambicion y orgullo del emperador francés, y la traicion de un partido maldito que santificó todos los medios, para satisfacer su venganza contra el gran partido liberal. (La Lanza de San Baltazar, 1873, número 4).

En este fragmento el proceso dialógico se construye a partir del reclamo del emisor protestante acerca de los sucesos históricos que recuerdan la presencia de Maximiliano, y cómo el Papa encargó al emperador los bienes católicos. La relación de los sucesos termina con la descalificación que se hace del partido que favoreció los hechos y el reconocimiento del partido liberal. En este caso el dialogismo está basado en la interpretación histórica de los eventos, a partir de una ideología que se adopta como postura ante los hechos narrados. De acuerdo con Bajtin (1989) el mundo está motivado ideológicamente, por lo que el lenguaje debe revelar en el lenguaje las ideologías sociales. Así, la historia interviene para coadyudar y formar una conciencia dialógica que se inserta positiva o negativamente en cada bando religioso. En la Lanza de San Baltazar, el yo descalifica a los aliados de los católicos y alaba a sus propios partidarios, en este caso, el estado mexicano y el partido liberal. Por ello, este diálogo del periódico protestante que interpreta el discurso católico es como dice Bajtin (1989, p.181) es el diálogo de los tiempos, las épocas, y de todos los procesos que refieren a una “diversidad, contradictoria y plurilingüe”.

Conclusiones   
La Lanza de San Baltazar es un ejercicio dialógico del discurso en donde se observan variadas contradicciones y voces de los actores pertenecientes a un escenario que estuvo en conflicto no solo en la palabra, sino también en los hechos. A través del texto se evidencian acontecimientos y aspectos de diversas voces, no solo del oponente, sino también de los aliados, tanto del bando católico, así como del protestante, por lo que se expresan en las palabras un entramado de diversas posturas que reflejan las visiones de esa época.

A través de este periódico, la teoría del dialogismo de Bajtin analiza con puntualidad la enajenación e intromisión de los otros en la conciencia del autor y responsable de un discurso de carácter religioso como el aquí planteado. Resultado del análisis del encabezado y los fragmentos propuestos para ser estudiados, encontramos líneas fronterizas ideológicas, abiertas y frágiles, pues están continuamente referidas y representadas en el discurso protestante. De esa forma, el modelo de dialogismo que encontramos se puede denominar totalmente abierto y en contradicción. Pues esa apertura no es receptivamente bondadosa, sino para destruir y mofar cada una de las posturas que representa al otro, el adversario católico. Únicamente, los aliados del protestantismo como las Leyes de Reforma y el Estado mexicano fueron tratados amablemente y a favor de sus objetivos, a fin de fortalecer los argumentos que se enuncian.

La dimensión dialógica de La Lanza de San Baltazar no es posible captarla totalmente en algunos fragmentos como los que hemos presentado, pero sirve este estudio como pista de análisis literario para otras investigaciones más profundas sobre el tema, y que sume a otros actores y doctrinas que no han sido incluidas en esta investigación. Además, el periódico protestante puede tener otros alcances disciplinarios como objeto de investigación, pero en el plano de la literatura todavía hace falta agregar trabajos más finos del género lírico y las figuras retóricas que se presentaron en cada número, juntos con los géneros presentes en el periódico.

Queda decir que este texto perteneciente a la prensa religiosa del siglo XIX en la ciudad de Guadalajara, es epítome de la investigación literaria enfocada en el análisis de las ideologías sociales, ya sea con el método dialógico de Bajtin u otro procedimiento de carácter social.

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