Veracruz, violencia y migración. Una lectura al Libro centroamericano de los muertos (2018) y Aquí no es Miami (2018).

Veracruz, violence and migration. A reading of Libro centroamericano de los muertos (2018) and Aquí no es Miami (2018).

Discusió literaria
         

Carlos David Lobato Herrera
Universidad de Guadalajara
(MÉXICO)
CE:cdavidlobato@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-2980-4793


DOI: 10.32870/revistaargos.v12.n29.8.25a

Recepción: 31/10/2024
Revisión: 10/11/2024
Aprobación: 17/12/2024

 

 


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Cómo citar este artículo (APA):

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(Lobato, 2025, p. __)

En lista de referencias:
Lobato, C.D. (2025). Veracruz, violencia y migración. Una lectura al Libro centroamericano de los muertos (2018) y Aquí no es Miami (2018). Revista Argos. 12(29). 151-164 DOI: 10.32870/revistaargos.v12.n29.8.25a

 

Resumen.
Este trabajo realiza una lectura al Libro centroamericano de los muertos (2018) del poeta chiapaneco Balam Rodrigo, y a las crónicas literarias de Aquí no es Miami (2018) de la narradora veracruzana Fernanda Melchor. Ambas obras publicadas en la segunda década del siglo XXI en México. Y que, desde mi interpretación, ponen en manifiesto las tensiones políticas y sociales del México consumido por la inseguridad. Si bien los dos textos no pertenecen al mismo género literario y parten de motivos y tradiciones distintas, este trabajo busca develar vasos comunicantes entre ambas obras literarias. Desde mi punto de vista, resaltan tres aspectos en común: la recreación del relato testimonial, el diálogo con la nota periodística y la figuración del estado de Veracruz como un lugar peligroso y violento. Este trabajo seguirá el pensamiento de la hermenéutica moderna, para entender las estrategias utilizadas tanto por Melchor como por Balam Rodrigo en la figuración de la violencia enmarcada en uno de los estados mexicanos más expuesto a ésta.

Palabras clave: Migración. Violencia. Poema Testimonial. Crónica literaria.

Abstract.
This work does a reading of Libro centroamericano de los muertos, by Chiapan poet Balam Rodrigo, and the literary chronicles of Aquí no es Miami, by Veracruzan narrator Fernanda Melchor. Both works were published in the second half of the 21st century in Mexico, and which, from my interpretation, manifest the political and social tensions of an insecurity-consumed Mexico. Although both works don't belong to the same genre and come from different reasons and traditions, this article attempts to reveal communicating vessels between them. From my point of view, three common aspects stand out: the recreation of the testimonial story, the dialogue with the journalistic note, and the figuration of the state of Veracruz as a dangerous and violent place. This work will follow the thoughts of modern hermeneutics to understand the strategies utilized by both Melchor and Balam Rodrigo in the figuration of the violence framed in one of Mexico's states most exposed to it.

Keywords: Migration. Violence. Testimonial poem. Literary chronicle.

 
 
 


Introducción

La literatura mexicana contemporánea ha seguido líneas de tradición en las que el tópico de la violencia es abordado desde distintos géneros literarios, lo que devela una amplitud de representaciones de un fenómeno complejo. En términos de recepción y crítica, tanto el Libro centroamericano de los muertos (2018) como Aquí no es Miami (2013; reeditado en 2018) son obras destacadas, cada una en su género. Recientemente (2024) Fernanda Melchor ha sido galardonada con el Premio Internacional Ryszard Kapuściński, por la traducción al polaco de Aquí no es Miami (2018), convirtiendo a Melchor en la primera escritora latinoamericana en recibir este premio sobre periodismo narrativo (Gutiérrez, 2024). Por otro lado, Balam Rodrigo, en 2018, recibió el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, galardón de prestigio en la poesía mexicana, por su Libro centroamericano de los muertos. Este trabajo examina estas dos obras contemporáneas, intentando explicar cómo se figura al estado de Veracruz como escenario de la violencia, así como los hilos comunicantes que mantienen en la representación de los grupos criminales y la reinterpretación de la nota periodística.

En primer lugar, el Libro centroamericano de los muertos reúne poemas que tejen como tema central a los migrantes centroamericanos y su tránsito por México. A través de metáforas, el poemario se enlaza con hipertextos míticos y bíblicos (del Éxodo y el Apocalipsis), así como con la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de fray Bartolomé de las Casas de 1552. El contraste con el texto de Bartolomé logra un vínculo ante la vigencia y contemporaneidad de las realidades violentas en el territorio mexicano. A modo de palimpsesto, Balam va tejiendo lo expresado por Bartolomé con el México contemporáneo, concebido como una gran tumba para los migrantes centroamericanos que intentan llegar a los Estados Unidos (Gonzáles, 2020, pp. 248-251).

En cambio, Aquí no es Miami (2018) de Fernanda Melchor es una obra que se compone de doce crónicas literarias que relatan historias suscitadas en el puerto de Veracruz y sus alrededores. Textos escritos, y algunos publicados —de acuerdo con la autora—, entre 2001 y 2012, durante la denominada “guerra contra las drogas” en México. Los intertextos en la obra también enlazan lo mítico de diversas formas, los relatos confluyen entre la narración popular y el discurso periodístico a través de las voces intradiegéticas. La violencia capitalista y el despojo se mezcla de manera heterogénea en los relatos de Melchor.

Testimonio migrante.
Fray Bartolomé de las Casas es reconocido como cronista misionero por la Brevísima relación de la destrucción de las Indias. Una de las características de este textoes la denuncia y el testimonio, cualidades que prevalecerán en la crónica literaria actual. La tradición de la crónica considera que algunos de sus antecedentes están en los cronistas de Indias —por lo menos, ésta es la idea más difundida—. Estos textos engloban una serie de géneros, como las cartas, informes y diarios (Aguilar, 2021, pp. 24, 25). No es fortuito que Balam Rodrigo retome la tradición de la crónica y se remita a la Brevísima para denotar esos mismos atributos en sus poemas testimoniales. En ese sentido, nos enfrentamos a una obra poética que excede el yo lírico, y de acuerdo con Aubry (2024), el poemario de Balam se expone como “poesía cronicada” (p. 111), visión que permite un acercamiento a la obra como una suma poética que posiciona al autor como testigo de las violencias (Rivera, 2022, p. 81). Sin embargo, desde esta postura, Cristina Rivera Garza (2022) explica:

Pero Balam Rodrigo no es aquí un periodista […] sino un poeta –alguien para quien el lenguaje es a la vez un proceso de exploración y una experimentación constante–. Como otros trabajos desapropiacionistas […] convoca textos que, a manera de capas, dan cuenta del tiempo profundo de la devastación (p. 75)

En esa misma línea, Rivera Garza posiciona los poemas testimoniales de Balam desde la lógica de la desapropiación, un trabajo escritural que se despoja y apunta a una autoría plural (p. 15). Es decir, los poemas de Balam Rodrigo en el Libro centroamericano de los muertos siguen una lógica en la que las voces de los migrantes son enunciadas “en un nosotros que da cuenta de una comunidad compartida” (p. 76).

Este Libro centroamericano de los muertos opera como testimonio de las violencias, despojo y abyección que los migrantes centroamericanos viven al dejar sus países y emprender un viaje hacia Estados Unidos, en el que indudablemente tienen que pasar por México. El vínculo con la tierra, también visto por Cristina Rivera Garza, expone a Balam ante el uso de un “lenguaje geológico”, en el que los lectores debemos desenterrar las historias de cada una de las personas que intentan cruzar el territorio mexicano, y que el crimen organizado en complicidad con el Estado ha enterrado (Rivera, 2022, p. 74). En ese sentido, no es extraño que, al referirse al poemario de Rodrigo, Teresa González Arce lo defina como “Un recorrido en la geografía del horror” (2020).

Por otro lado, el libro de Melchor no se centra en el éxodo migratorio, como sí lo hace el de Balam, en Aquí no es Miami sí nos enfrentamos a textos de corte periodístico y no a textos líricos. No obstante, no deja de ser importante que la crónica que da título a la obra sí expone los deseos y aspiraciones de los migrantes, en este caso caribeños, por llegar a los Estados Unidos. Además, la crónica literaria de Melchor configura un México también consumido por la violencia en sus distintas manifestaciones.

La crónica “Aquí no es Mami” relata la jornada nocturna de un trabajador portuario, de nombre Paco, cuando se encuentra con un grupo de migrantes, quienes desembarcan en el puerto de Veracruz creyendo que habían llegado a Miami. En el texto, el grupo es descrito como sombras y figuras esqueléticas que la policía había capturado: “De pronto pareció que había algo en aquel pasillo, una sombra que se deslizaba en el estrecho espacio” (Melchor, 2018, p. 36). Paco creía que las autoridades habían encontrado droga, no se imaginaba que se trataba de personas que intentaban llegar a Estados Unidos. La representación del migrante como figura fantasmal no es involuntaria, dado que ésta es reiterativa en las crónicas literarias con el tópico de migración, mismas que plantean el territorio mexicano como ominoso, bajo el motivo del “mal lugar” (Poblete, 2018, p. 79). De igual manera, Rodrigo hace uso de esta metáfora: “Dicen polleros y coyotes que ven mi fantasma en la ribera” (Balam, 2018, p. 29).

Casi al final de la crónica, “El Thalía” —otro trabajador portuario— trata de convencer a Paco de ayudar a los migrantes a salir de la zona portuaria y que continúen su camino, diciéndole: “Acuérdate de lo que dicen: hay veces que hasta el Diablo necesita un rezo […]” (Melchor, 2018, p. 40). El discurso popular a través del dicho, de cuya veracidad duda Paco, contiene una carga discursiva simbólica. La figura de “el Diablo” es utilizada como metáfora de los migrantes; a esto se agrega que Paco, tras hablar con uno ellos, supo de la intención de un polizonte de cometer crímenes. Al final, accede a ayudarlos.

Como podemos notar, ambas obras despliegan el tema migratorio. En el caso de Balam Rodrigo como tópico central en la lógica del poemario. En el caso de Fernanda Melchor a través de la crónica que le da título a la obra. No obstante, el título del libro busca comparar, la ciudad portuaria de Veracruz con una de las ciudades que se asocia al “éxito” de las metrópolis estadounidenses. Veracruz, por el contrario, para los migrantes de la crónica representa la desesperanza y desencanto de haber llegado a México y no a Estados Unidos, así como la incertidumbre del largo trayecto que aún les quedaba. De igual manera, en el Libro centroamericano de los muertos, el estado de Veracruz sintetiza un territorio dominado por grupos criminales, que además de sus actividades narcomenudistas, secuestran, asaltan, enfilan y asesinan a los centroamericanos.

Violencia criminal.
Los vasos comunicantes percibidos entre las dos obras subrayan lo que la voz lírica y la voz narrativa enuncian como territorios sometidos por la delincuencia organizada. En el caso de Aquí no es Miami, esto se vuelve más evidente en la sección titulada “Sombras”, que se caracteriza por narrar de manera más dura la desolación de la “guerra contra el narcotráfico” en Veracruz. Concretamente en esta sección se describen enfrentamiento entre grupos criminales, el nexo entre los carteles de droga y el Estado, así como su repercusión en la población.

“Un buen elemento” es una crónica de semblanza sobre “Fito”, un trabajador del cartel de Los Zetas. La crónica retrata en las primeras líneas las condiciones que lo llevaron a enlistarse para trabajar en el narcotráfico. Se retratan algunas de las condiciones sobre, quienes víctimas del sistema, han tenido que buscar oportunidades laborales en la delincuencia organizada.

La voz, aunque cita directamente el testimonio de “Fito”, es omnisciente, pues observa y da detalles de lo que el informante le proporciona sobre cómo opera el trabajo con el cartel de Los Zetas:

[...] pobre del “maquilador” al que le faltara un solo gramo: el ladrón recibía una tunda en las nalgas desnudas con un leño de 60 centímetros de largo, que se turnaban entre todos para no fatigarse. No había reincidencia porque a la segunda, o desaparecían al infractor o lo «guisaban», que para el caso es lo mismo (Melchor, 2018, pp. 129, 130).

El relato principal se mezcla con los datos descritos en el relato intradiegético, para revelar el modelo de producción y explotación que los narcotraficantes mantienen con sus empleados. Por consiguiente, como se puede observar en la cita, terminan pagando con su propia vida en caso de incumplir lo que dictamina el grupo criminal.

La suma poética del Libro centroamericano de los muertos también enuncia cómo operan los carteles de la droga con los migrantes. En contraste a lo narrado por Melchor, la voz poética reitera los secuestros a los centroamericanos: “Nos secuestraron en la estación de buses […] / racimos de jóvenes sicarios, bárbaros de AK-47 […] / humanos carniceros con filo de rutina en la sangre. / A golpes y tablazos, a los hombres; con palos de dolor” (Balam, 2018, p. 73). El testimonio de “Fito”, en la crónica “Un buen elemento”, coincide con los métodos de tortura empleados por el grupo de sicarios.

Asimismo, los poemas con títulos de coordenadas, como el anterior, marcan los puntos de secuestros en el mapa de crueldad que se traza en el poemario. En “27°36’07.1” N 99°34’33.6” W— (Nuevo Laredo, Tamaulipas)”, a través de las itálicas se distingue el mensaje que un sicario le da un migrante, a quien obliga a operar como parte de la red de distribución narcomenudista:

Mira, cabrón, serás burro, y si entregas la carga
del otro lado quedas libre. Cuidado con escaparte,
pues rogarás que la muerte te haga el amor muy recio.

Me encintaron al cuerpo varios paquetes de droga,
los encadenaron a mi pecho cerrándolos
con un candado grande, nuevo (Balam, 2018, p. 77)

Al igual que los empleados de Los Zetas, en un “Buen elemento” de Fernanda Melchor, el migrante paga con su propia vida algún error en la operación asignada. Estos poemas cartografían los lugares donde migrantes han perdido la vida, las referencias son directas a las imágenes de las desoladas vías férreas, enmarcando un punto de muerte. El camino de los migrantes es descrito como una huida del territorio centroamericano, sin embargo, entre los dos ríos que dividen México, se encuentran en un inframundo del que no pueden salir. El poemario apunta a un lector activo, lo incita a buscar las coordenadas y observar la imagen, lo vuelve partícipe del poema y de los obstáculos a los que los migrantes se enfrentan.

En el poema “14° 54’ 18.8” N 92° 21’ 14.1” W— (Huehuetán, Chiapas)”, el sujeto poético expresa cómo “La Bestia” —tren que atraviesa México— mutila a los migrantes en las vías férreas: “Pero aquí donde estoy, / La bestia deambula una y otra vez sobre mi cuerpo tendido […] / Árbol sin ramas, a mi cuerpo le han talado hasta la sombra” (Balam, 2018, p. 95). Los cuerpos mutilados, degradados, abyectos, dentro del poemario abundan. El símbolo del tren es reiterativo en todo el poemario. Para González Arce (2020) se asocia a múltiples interpretaciones en los diferentes poemas, tanto con la Bestia del libro bíblico del Apocalipsis de Juan, como con la imagen que representa el ferrocarril y las vías férreas en el capitalismo tardío mexicano, así como su vínculo en los imaginarios de la Revolución Mexicana (pp. 258, 263-265).

Sin embargo, La Bestia no es la única que mutila a los migrantes, pues el poemario también evidencia el peligro latente que acecha a los migrantes: el crimen organizado en México. El hablante lírico dice:

Lejos de Centroamérica, me quedé sin voz.
Me atraparon en Coatzacoalcos los zetas,
Los de la última letra, la que no es ni alfa ni la omega,
sino aquella con la que se escribe en México, […]
Lo único que no me decapitaron
fueron las palabras, (Balam, 2018, p. 56)

En el poema anterior, titulado: “18º 07’ 34.1” N 94º 29’ 01.4” W — (Coatzacoalcos, Veracruz)”, la coordenada aquí marcada inscribe el territorio veracruzano en esta geografía de muertos. El verso citado enuncia que la letra con la que se escribe en México es también la “z”. El establecimiento de este grupo criminal en Veracruz es latente. La metáfora aquí desvía el sentido asociativo y —como lo entiende Paul Ricoeur— lo excede, creando nuevos significados (Ricoeur, 2006, pp. 58, 59). En esta misma línea, la última crónica de Aquí no es Miami se titula: “Veracruz se escribe con Zeta”. En ésta se relata, a través de la segunda persona, la estampa de horror y violencia del territorio veracruzano dominado por el cartel asociado en el título, durante 2011; Fernanda Melchor recurre a la misma forma que Balam para enunciar a los Zetas: “como todas las personas que conocías: dijiste ‘los de la última letra’” (p. 148).

Podemos enlazar los hilos comunicantes que hay entre las dos obras; ambas recrean el testimonio y la forma de llamar a la célula delictiva, que, al igual que “La Bestia”, mutila personas. En “Veracruz se escribe con Zeta”, se describen los actos de horror que el grupo criminal comete: "los patrones lo habían obligado a descuartizar el cuerpo de su antiguo compañero para demostrar su lealtad” (p. 149), refiriéndose al crimen de un vendedor de drogas al que llaman “Ángel del Mal”, apodo que nos remite a otras configuraciones del Diablo en la diégesis del libro. En esta parte de la crónica se relata la dinámica de distribución y compra de cocaína. El texto remarca la protección que la policía local le tenía a los grupos criminales ante el nuevo despliegue de la Marina en la zona: “Pero Ángel, muy calmo, casi sonriendo, te dijo que bajaras del auto sin miedo, que la inmunidad ante la policía ya estaba incluida en el precio de cada grapa” (p. 148).

De igual manera, en el poema “3. El Zur de VeracruZ, triángulo de las Bermudas para los migrantes” hace referencia directa al cártel, a través de la ortografía y el uso de la mayúscula: “Zólo VeracruZ eZ bello. /Zólo VeracruZ eZ miedo. /Zólo VeracruZ eZ violación. /Zólo VeracruZ eZ zecuestro. /Zólo VeracruZ eZ extorzión. /Zólo VeracruZ eZ dezaparizión. /Zólo VeracruZ eZ narco. /Zólo VeracruZ eZ mazacre bello” (Balam, 2018, p. 112). En este poema observamos lo que se prefigura desde el titulo con la denotación de la letra “Z”, además se visualiza cómo la voz poética se apropia del dicho popular “sólo Veracruz es bello”, modificándolo y, a través de la anáfora, enumera las atrocidades que el crimen organizado realiza no sólo con los migrantes, sino con la población mexicana. En el poema anterior la metáfora también excede el sentido, pues las tensiones entre lo que es opuesto configuran nuevos significados. Lo que parece una metáfora muerta se convierte, en términos de Ricoeur, en una metáfora viva (Ricoeur, 2006, p. 65).

Diálogo con la nota periodística.
En la sección titulada “Álbum familiar centroamericano (3)” en este Libro centroamericano de los muertos, se exponen cuatro poemas numerados, en los que sus títulos son tomados de intertextos periodísticos. Los titulares y citas de notas de prensa aparecen en todo el poemario como elementos extratextuales que apuntan, al igual que las coordenadas, a la veracidad de la poesía testimonial. Asimismo, complementan el palimpsesto que se ha sostenido con Fray Bartolomé (Mediana, 2022, p. 11).

El hablante lírico conforma un álbum periodístico, en el que relaciona la corporalidad de los migrantes con la experiencia de atravesar México encima del tren, e incorpora en el artificio poético un diálogo con las notas de prensa. El poema “4. Coatzacoalcos, capital del secuestro de migrantes”, sitúa nuevamente el territorio veracruzano como epicentro de la violencia contra los migrantes, marcando directamente a Coatzacoalcos como “la capital de secuestros”. La voz poética remarca: “La reverberación y el rumor de las voces de los migrantes / sobre La Bestia devoran los varios kilómetros de rieles […] / ¡Ahí vienen los narcos! / Y el silencio crece con aterradora inmensidad” (Balam, 2018, p. 90). El título del poema emula el titular de una nota, aunque el contenido expresa el temor que las células delictivas provocan a los migrantes, puesto que ya conocen su forma de operar, y al mismo tiempo animaliza la figura del tren.

La función que las notas de prensa tienen en el poemario configuran un doble diálogo en donde no sólo el poeta dialoga con la tradición, sino que la innova dentro del poema. En la sección “Habla fray Bartolomé de las Casas”, los poemas aquí también son numerados, generando un ritmo en la enunciación poética. Si bien la sección del poemario refiere a la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, el sujeto lírico realiza su propia interpretación de la realidad. Es en esta sección donde aparece el poema “3. El Zur de VeracruZ, triangulo de laz Bermudaz para los migrantes” —abordado en subtítulo anterior—. En este caso el título de poema se refiere a una nota publicada en el periódico La Jornada (2014). La nota de prensa contiene las declaraciones de algunos migrantes sobre su paso por Veracruz, en cambio, el poema, como he señalado líneas arriba, reinterpreta y juega con la metáfora.

El doble diálogo también ocurre con la voz narrativa de “Veracruz se escribe con zeta”, en donde, la función de la nota roja recae en un sentido parecido, pues el personaje que narra busca información en los periódicos y la interpreta, creando nuevos significados:

[…] la primera entrada que aparece proviene de un periódico en línea […] Las imágenes […] de su cuerpo mutilado […] y una cartulina que reza: Ezto le va a pazar a todoz aquelloz que falten al rezpeto o pongan el dedo a la compañía. Atte Z […] pensaste en dolor de la familia de esta chica, en las flores ajadas por la resolana (Melchor, 2018, p. 156)

En este caso, la voz “traduce” —en términos de Gadamer— al leer la nota periodística y observar las fotografías que describen el horror que provoca el crimen organizado; su lectura ocasiona que se apropie y asuma el dolor ante lo que está leyendo; estrategia que apela también al lector de la crónica ante el uso de la segunda persona (Gadamer, 1998, p. 69). Cabe mencionar que, como se observa la reproducción de lo que expresa el mensaje de la cartulina denota el uso de la letra “z”, que el grupo criminal utilizaba de manera intencional en sus mensajes. Es por ello por lo que tanto Fernanda Melchor como Balam Rodrigo se reapropian del recurso para incorporarlo en sus obras.

La incorporación y el tratamiento de la nota roja en la obra de Fernanda Melchor resalta como parte de su poética, en la que se enmarcan sus intereses como narradora. En Aquí no es Miami, el dialogo y reinterpretación de la nota periodística funciona en la incorporación de dicho discurso en sus textos. En ese sentido, Flores Grajales (2023) devela que las crónicas de Aquí no es Miami han sido tomadas “hasta cierto punto, en historias sacadas de la nota roja del periódico El Dictamen de Veracruz” (p. 66). Ante esto, aquí subrayaré también la incorporación de los discursos periodísticos de otros dos diarios: Notiver y el Diario de Xalapa, que es posible notar en crónicas como “Reina, esclava o mujer” y “Luces en el cielo”, lo que apunta a una lectura a la obra en la que la nota de prensa se intercala en la representación de Veracruz.

“Luces en cielo” es la primera crónica de Aquí no es Miami. En ella se relata el supuesto avistamiento de ciertas luces, en la antigua Playa del Muerto, que los pobladores asociaban con ovnis, creencia alimentada por los programas de Jaime Maussan. Sin embargo, en la segunda parte de la crónica esto es contrastado con las avionetas que transportaban cocaína y aterrizaban en el llano La Víbora. El personaje narrador explica: “De aquel suceso recuerdo dos fotos que aparecieron en el periódico local Notiver. En una de ellas, siete hombres yacían en hilera sobre el pasto, boca abajo. Eran los agentes acribillados por el Ejército” (Melchor, 2018, p. 22). En la cita anterior se revela, a manera de remembranza, la nota que había observado en el periódico sobre el enfrentamiento entre policías judiciales y elementos del ejército, quienes, de acuerdo con la crónica, permitieron el ingreso de cocaína al territorio mexicano. En este sentido, el diálogo con la nota de prensa es a través del recuerdo. Y es la nota roja la que apunta a una interpretación “lógica”, sobre la explicación de las luces.

Por otro lado, “Reina, esclava o mujer” es una crónica que narra la historia de Evangelina Tejera, una exreina del Carnaval de Veracruz, quien es doblemente enjuiciada por asesinar a sus dos hijos. El personaje narrador de esta crónica busca información y cita las crónicas de sociales y las notas rojas de los periódicos para rememorar, de igual manera, la historia de Evangelina. Por ejemplo, explica: “[el] Diario de Xalapa, describirá el suceso como el caso más aberrante sucedido en la ciudad, y constantemente recordará a los lectores el pasado de Evangelina como exsoberana de las fiestas carnestolendas” (Melchor, 2018, p. 54). Aquí la interpretación que el personaje narrador hace de la nota de prensa resalta la opinión del diario respecto al crimen de Evangelina, puntualizado a través de las itálicas, para señalar lo citado directamente del medio de comunicación. Los discursos de los periódicos son tratados en la crónica como parte la opinión que los medios de la época tenían sobre el caso de Evangelina. Por otro lado, en “Luces en el cielo” denotan la violencia y complicidad del Estado con los grupos crimínales, que se comenzaba a vislumbrar en lo que posteriormente estallaría de manera más explicita durante “la guerra contra el narcotráfico” en México.

Por último, retomando el poemario de Balam Rodrigo, en el poema “5. México es una tumba clandestina” la voz poética continúa el palimpsesto y enumera en orden alfabético los estados más peligrosos para los migrantes: “Veracruz, entre los peores, donde fueron muertas infinitas gentes sobre todo las masacradas y secuestradas al intentar bajar o subir el tren apodado La Bestia” (p. 113). En esta cita se puede notar que el uso de las itálicas es para remarcar lo que Balam Rodrigo ha reescrito sobre la Brevísima. El diálogo hipertextual que el autor hace como ejercicio hermenéutico subraya a Veracruz como un territorio dominado por la inseguridad y como punto de peligro en el camino de los centroamericanos. El poemario enmarca lo que Gadamer (2004) explica cuando dice que: “el poema no dialoga solamente con el lector, el poema es en sí mismo un diálogo, un autodiálogo” (p. 150).

No obstante, también el título remite a una nota periodística de Milenio —apelando al lector activo—. Esta entrada se refiere a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecidos en 2012, caso que ha repercutido en la historia del México moderno. En esta misma línea, Medina Aragón (2022) explica: “Aquí la doxa sirve para formar una crónica anexada a los poemas donde tanto migrantes como estudiantes son asesinados y desaparecidos sin recibir justicia” (p. 14). Lo que abona a la complejidad y apunta a otras posibilidades de lectura a los poemas del Libro centroamericano de los muertos.

A modo de cierre
Las reflexiones aquí planteadas sobre dos obras contemporáneas, que retratan un periodo marcado por la violencia en México, develan los estragos del Estado como “máquina totémica” (Rivera, p. 14). Por ahora he intentado dilucidar algunos hilos comunicantes entre el Libro centroamericano de los muertos de Balam Rodrigo y Aquí no es Miami de Fernanda Melchor, comparando ambas publicaciones de 2018, con el objetivo de entender cómo los autores establecen un diálogo hermenéutico, no sólo con las notas de prensa, sino también con la tradición literaria, reinterpretando bajo el sello de su propia voz. Ambas obras ponen en manifiesto el clima de violencia que no sólo viven los migrantes al cruzar el territorio veracruzano, sino también los estragos de la inseguridad en la entidad. Sin embargo, en las líneas enmarcadas anteriormente, se puede notar que Veracruz no es la única entidad presa de la violencia en que la cartografía del horror que se ha dibujado. Ambos autores, bajo estrategias distintas, logran desautomatizar al lector ante las atrocidades expresadas. Balam Rodrigo nos invita a reinterpretar su obra puntualizando lo extratextual en el relato (las coordenadas geográficas y las notas periodísticas), por otro lado, Fernanda Melchor nos sumerge en un Veracruz ominoso y lúgubre. Lo que he plasmado aquí son sólo algunos de los vasos comunicantes que comparten dos obras de la literatura mexicana actual, en la que los autores se posicionan como sujetos hermenéuticos, consultan los diarios y recurren al tratamiento del lenguaje testimonial para evidenciar la violencia criminal

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Referencias

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Flores, M. (2023). Hacia una poética narrativa de Fernanda Melchor. Connotas. Revista de crítica y teoría literarias, (27), 63-80. ttps://doi.org/10.36798/critlit.v0i27.422  

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Departamento de Filosofía / Departamento de Letras