Veracruz, violencia y migración. Una lectura al Libro centroamericano de los muertos (2018) y Aquí no es Miami (2018). Veracruz, violence and migration. A reading of Libro centroamericano de los muertos (2018) and Aquí no es Miami (2018). |
Discusió literaria | |||||||||
Carlos David Lobato Herrera |
DOI: 10.32870/revistaargos.v12.n29.8.25a | |||||||||
Recepción: 31/10/2024
|
||||||||||
|
||||||||||
Cómo citar este artículo (APA): En párrafo: En lista de referencias: |
Resumen. Palabras clave: Migración. Violencia. Poema Testimonial. Crónica literaria. Abstract. Keywords: Migration. Violence. Testimonial poem. Literary chronicle. |
|||||||||
En primer lugar, el Libro centroamericano de los muertos reúne poemas que tejen como tema central a los migrantes centroamericanos y su tránsito por México. A través de metáforas, el poemario se enlaza con hipertextos míticos y bíblicos (del Éxodo y el Apocalipsis), así como con la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de fray Bartolomé de las Casas de 1552. El contraste con el texto de Bartolomé logra un vínculo ante la vigencia y contemporaneidad de las realidades violentas en el territorio mexicano. A modo de palimpsesto, Balam va tejiendo lo expresado por Bartolomé con el México contemporáneo, concebido como una gran tumba para los migrantes centroamericanos que intentan llegar a los Estados Unidos (Gonzáles, 2020, pp. 248-251). En cambio, Aquí no es Miami (2018) de Fernanda Melchor es una obra que se compone de doce crónicas literarias que relatan historias suscitadas en el puerto de Veracruz y sus alrededores. Textos escritos, y algunos publicados —de acuerdo con la autora—, entre 2001 y 2012, durante la denominada “guerra contra las drogas” en México. Los intertextos en la obra también enlazan lo mítico de diversas formas, los relatos confluyen entre la narración popular y el discurso periodístico a través de las voces intradiegéticas. La violencia capitalista y el despojo se mezcla de manera heterogénea en los relatos de Melchor. Testimonio migrante.
En esa misma línea, Rivera Garza posiciona los poemas testimoniales de Balam desde la lógica de la desapropiación, un trabajo escritural que se despoja y apunta a una autoría plural (p. 15). Es decir, los poemas de Balam Rodrigo en el Libro centroamericano de los muertos siguen una lógica en la que las voces de los migrantes son enunciadas “en un nosotros que da cuenta de una comunidad compartida” (p. 76). Este Libro centroamericano de los muertos opera como testimonio de las violencias, despojo y abyección que los migrantes centroamericanos viven al dejar sus países y emprender un viaje hacia Estados Unidos, en el que indudablemente tienen que pasar por México. El vínculo con la tierra, también visto por Cristina Rivera Garza, expone a Balam ante el uso de un “lenguaje geológico”, en el que los lectores debemos desenterrar las historias de cada una de las personas que intentan cruzar el territorio mexicano, y que el crimen organizado en complicidad con el Estado ha enterrado (Rivera, 2022, p. 74). En ese sentido, no es extraño que, al referirse al poemario de Rodrigo, Teresa González Arce lo defina como “Un recorrido en la geografía del horror” (2020). Por otro lado, el libro de Melchor no se centra en el éxodo migratorio, como sí lo hace el de Balam, en Aquí no es Miami sí nos enfrentamos a textos de corte periodístico y no a textos líricos. No obstante, no deja de ser importante que la crónica que da título a la obra sí expone los deseos y aspiraciones de los migrantes, en este caso caribeños, por llegar a los Estados Unidos. Además, la crónica literaria de Melchor configura un México también consumido por la violencia en sus distintas manifestaciones. La crónica “Aquí no es Mami” relata la jornada nocturna de un trabajador portuario, de nombre Paco, cuando se encuentra con un grupo de migrantes, quienes desembarcan en el puerto de Veracruz creyendo que habían llegado a Miami. En el texto, el grupo es descrito como sombras y figuras esqueléticas que la policía había capturado: “De pronto pareció que había algo en aquel pasillo, una sombra que se deslizaba en el estrecho espacio” (Melchor, 2018, p. 36). Paco creía que las autoridades habían encontrado droga, no se imaginaba que se trataba de personas que intentaban llegar a Estados Unidos. La representación del migrante como figura fantasmal no es involuntaria, dado que ésta es reiterativa en las crónicas literarias con el tópico de migración, mismas que plantean el territorio mexicano como ominoso, bajo el motivo del “mal lugar” (Poblete, 2018, p. 79). De igual manera, Rodrigo hace uso de esta metáfora: “Dicen polleros y coyotes que ven mi fantasma en la ribera” (Balam, 2018, p. 29). Casi al final de la crónica, “El Thalía” —otro trabajador portuario— trata de convencer a Paco de ayudar a los migrantes a salir de la zona portuaria y que continúen su camino, diciéndole: “Acuérdate de lo que dicen: hay veces que hasta el Diablo necesita un rezo […]” (Melchor, 2018, p. 40). El discurso popular a través del dicho, de cuya veracidad duda Paco, contiene una carga discursiva simbólica. La figura de “el Diablo” es utilizada como metáfora de los migrantes; a esto se agrega que Paco, tras hablar con uno ellos, supo de la intención de un polizonte de cometer crímenes. Al final, accede a ayudarlos. Como podemos notar, ambas obras despliegan el tema migratorio. En el caso de Balam Rodrigo como tópico central en la lógica del poemario. En el caso de Fernanda Melchor a través de la crónica que le da título a la obra. No obstante, el título del libro busca comparar, la ciudad portuaria de Veracruz con una de las ciudades que se asocia al “éxito” de las metrópolis estadounidenses. Veracruz, por el contrario, para los migrantes de la crónica representa la desesperanza y desencanto de haber llegado a México y no a Estados Unidos, así como la incertidumbre del largo trayecto que aún les quedaba. De igual manera, en el Libro centroamericano de los muertos, el estado de Veracruz sintetiza un territorio dominado por grupos criminales, que además de sus actividades narcomenudistas, secuestran, asaltan, enfilan y asesinan a los centroamericanos. Violencia criminal. “Un buen elemento” es una crónica de semblanza sobre “Fito”, un trabajador del cartel de Los Zetas. La crónica retrata en las primeras líneas las condiciones que lo llevaron a enlistarse para trabajar en el narcotráfico. Se retratan algunas de las condiciones sobre, quienes víctimas del sistema, han tenido que buscar oportunidades laborales en la delincuencia organizada. La voz, aunque cita directamente el testimonio de “Fito”, es omnisciente, pues observa y da detalles de lo que el informante le proporciona sobre cómo opera el trabajo con el cartel de Los Zetas:
El relato principal se mezcla con los datos descritos en el relato intradiegético, para revelar el modelo de producción y explotación que los narcotraficantes mantienen con sus empleados. Por consiguiente, como se puede observar en la cita, terminan pagando con su propia vida en caso de incumplir lo que dictamina el grupo criminal. La suma poética del Libro centroamericano de los muertos también enuncia cómo operan los carteles de la droga con los migrantes. En contraste a lo narrado por Melchor, la voz poética reitera los secuestros a los centroamericanos: “Nos secuestraron en la estación de buses […] / racimos de jóvenes sicarios, bárbaros de AK-47 […] / humanos carniceros con filo de rutina en la sangre. / A golpes y tablazos, a los hombres; con palos de dolor” (Balam, 2018, p. 73). El testimonio de “Fito”, en la crónica “Un buen elemento”, coincide con los métodos de tortura empleados por el grupo de sicarios. Asimismo, los poemas con títulos de coordenadas, como el anterior, marcan los puntos de secuestros en el mapa de crueldad que se traza en el poemario. En “27°36’07.1” N 99°34’33.6” W— (Nuevo Laredo, Tamaulipas)”, a través de las itálicas se distingue el mensaje que un sicario le da un migrante, a quien obliga a operar como parte de la red de distribución narcomenudista:
Al igual que los empleados de Los Zetas, en un “Buen elemento” de Fernanda Melchor, el migrante paga con su propia vida algún error en la operación asignada. Estos poemas cartografían los lugares donde migrantes han perdido la vida, las referencias son directas a las imágenes de las desoladas vías férreas, enmarcando un punto de muerte. El camino de los migrantes es descrito como una huida del territorio centroamericano, sin embargo, entre los dos ríos que dividen México, se encuentran en un inframundo del que no pueden salir. El poemario apunta a un lector activo, lo incita a buscar las coordenadas y observar la imagen, lo vuelve partícipe del poema y de los obstáculos a los que los migrantes se enfrentan. En el poema “14° 54’ 18.8” N 92° 21’ 14.1” W— (Huehuetán, Chiapas)”, el sujeto poético expresa cómo “La Bestia” —tren que atraviesa México— mutila a los migrantes en las vías férreas: “Pero aquí donde estoy, / La bestia deambula una y otra vez sobre mi cuerpo tendido […] / Árbol sin ramas, a mi cuerpo le han talado hasta la sombra” (Balam, 2018, p. 95). Los cuerpos mutilados, degradados, abyectos, dentro del poemario abundan. El símbolo del tren es reiterativo en todo el poemario. Para González Arce (2020) se asocia a múltiples interpretaciones en los diferentes poemas, tanto con la Bestia del libro bíblico del Apocalipsis de Juan, como con la imagen que representa el ferrocarril y las vías férreas en el capitalismo tardío mexicano, así como su vínculo en los imaginarios de la Revolución Mexicana (pp. 258, 263-265). Sin embargo, La Bestia no es la única que mutila a los migrantes, pues el poemario también evidencia el peligro latente que acecha a los migrantes: el crimen organizado en México. El hablante lírico dice:
En el poema anterior, titulado: “18º 07’ 34.1” N 94º 29’ 01.4” W — (Coatzacoalcos, Veracruz)”, la coordenada aquí marcada inscribe el territorio veracruzano en esta geografía de muertos. El verso citado enuncia que la letra con la que se escribe en México es también la “z”. El establecimiento de este grupo criminal en Veracruz es latente. La metáfora aquí desvía el sentido asociativo y —como lo entiende Paul Ricoeur— lo excede, creando nuevos significados (Ricoeur, 2006, pp. 58, 59). En esta misma línea, la última crónica de Aquí no es Miami se titula: “Veracruz se escribe con Zeta”. En ésta se relata, a través de la segunda persona, la estampa de horror y violencia del territorio veracruzano dominado por el cartel asociado en el título, durante 2011; Fernanda Melchor recurre a la misma forma que Balam para enunciar a los Zetas: “como todas las personas que conocías: dijiste ‘los de la última letra’” (p. 148). Podemos enlazar los hilos comunicantes que hay entre las dos obras; ambas recrean el testimonio y la forma de llamar a la célula delictiva, que, al igual que “La Bestia”, mutila personas. En “Veracruz se escribe con Zeta”, se describen los actos de horror que el grupo criminal comete: "los patrones lo habían obligado a descuartizar el cuerpo de su antiguo compañero para demostrar su lealtad” (p. 149), refiriéndose al crimen de un vendedor de drogas al que llaman “Ángel del Mal”, apodo que nos remite a otras configuraciones del Diablo en la diégesis del libro. En esta parte de la crónica se relata la dinámica de distribución y compra de cocaína. El texto remarca la protección que la policía local le tenía a los grupos criminales ante el nuevo despliegue de la Marina en la zona: “Pero Ángel, muy calmo, casi sonriendo, te dijo que bajaras del auto sin miedo, que la inmunidad ante la policía ya estaba incluida en el precio de cada grapa” (p. 148). De igual manera, en el poema “3. El Zur de VeracruZ, triángulo de las Bermudas para los migrantes” hace referencia directa al cártel, a través de la ortografía y el uso de la mayúscula: “Zólo VeracruZ eZ bello. /Zólo VeracruZ eZ miedo. /Zólo VeracruZ eZ violación. /Zólo VeracruZ eZ zecuestro. /Zólo VeracruZ eZ extorzión. /Zólo VeracruZ eZ dezaparizión. /Zólo VeracruZ eZ narco. /Zólo VeracruZ eZ mazacre bello” (Balam, 2018, p. 112). En este poema observamos lo que se prefigura desde el titulo con la denotación de la letra “Z”, además se visualiza cómo la voz poética se apropia del dicho popular “sólo Veracruz es bello”, modificándolo y, a través de la anáfora, enumera las atrocidades que el crimen organizado realiza no sólo con los migrantes, sino con la población mexicana. En el poema anterior la metáfora también excede el sentido, pues las tensiones entre lo que es opuesto configuran nuevos significados. Lo que parece una metáfora muerta se convierte, en términos de Ricoeur, en una metáfora viva (Ricoeur, 2006, p. 65). Diálogo con la nota periodística. El hablante lírico conforma un álbum periodístico, en el que relaciona la corporalidad de los migrantes con la experiencia de atravesar México encima del tren, e incorpora en el artificio poético un diálogo con las notas de prensa. El poema “4. Coatzacoalcos, capital del secuestro de migrantes”, sitúa nuevamente el territorio veracruzano como epicentro de la violencia contra los migrantes, marcando directamente a Coatzacoalcos como “la capital de secuestros”. La voz poética remarca: “La reverberación y el rumor de las voces de los migrantes / sobre La Bestia devoran los varios kilómetros de rieles […] / ¡Ahí vienen los narcos! / Y el silencio crece con aterradora inmensidad” (Balam, 2018, p. 90). El título del poema emula el titular de una nota, aunque el contenido expresa el temor que las células delictivas provocan a los migrantes, puesto que ya conocen su forma de operar, y al mismo tiempo animaliza la figura del tren. La función que las notas de prensa tienen en el poemario configuran un doble diálogo en donde no sólo el poeta dialoga con la tradición, sino que la innova dentro del poema. En la sección “Habla fray Bartolomé de las Casas”, los poemas aquí también son numerados, generando un ritmo en la enunciación poética. Si bien la sección del poemario refiere a la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, el sujeto lírico realiza su propia interpretación de la realidad. Es en esta sección donde aparece el poema “3. El Zur de VeracruZ, triangulo de laz Bermudaz para los migrantes” —abordado en subtítulo anterior—. En este caso el título de poema se refiere a una nota publicada en el periódico La Jornada (2014). La nota de prensa contiene las declaraciones de algunos migrantes sobre su paso por Veracruz, en cambio, el poema, como he señalado líneas arriba, reinterpreta y juega con la metáfora. El doble diálogo también ocurre con la voz narrativa de “Veracruz se escribe con zeta”, en donde, la función de la nota roja recae en un sentido parecido, pues el personaje que narra busca información en los periódicos y la interpreta, creando nuevos significados:
En este caso, la voz “traduce” —en términos de Gadamer— al leer la nota periodística y observar las fotografías que describen el horror que provoca el crimen organizado; su lectura ocasiona que se apropie y asuma el dolor ante lo que está leyendo; estrategia que apela también al lector de la crónica ante el uso de la segunda persona (Gadamer, 1998, p. 69). Cabe mencionar que, como se observa la reproducción de lo que expresa el mensaje de la cartulina denota el uso de la letra “z”, que el grupo criminal utilizaba de manera intencional en sus mensajes. Es por ello por lo que tanto Fernanda Melchor como Balam Rodrigo se reapropian del recurso para incorporarlo en sus obras. La incorporación y el tratamiento de la nota roja en la obra de Fernanda Melchor resalta como parte de su poética, en la que se enmarcan sus intereses como narradora. En Aquí no es Miami, el dialogo y reinterpretación de la nota periodística funciona en la incorporación de dicho discurso en sus textos. En ese sentido, Flores Grajales (2023) devela que las crónicas de Aquí no es Miami han sido tomadas “hasta cierto punto, en historias sacadas de la nota roja del periódico El Dictamen de Veracruz” (p. 66). Ante esto, aquí subrayaré también la incorporación de los discursos periodísticos de otros dos diarios: Notiver y el Diario de Xalapa, que es posible notar en crónicas como “Reina, esclava o mujer” y “Luces en el cielo”, lo que apunta a una lectura a la obra en la que la nota de prensa se intercala en la representación de Veracruz. “Luces en cielo” es la primera crónica de Aquí no es Miami. En ella se relata el supuesto avistamiento de ciertas luces, en la antigua Playa del Muerto, que los pobladores asociaban con ovnis, creencia alimentada por los programas de Jaime Maussan. Sin embargo, en la segunda parte de la crónica esto es contrastado con las avionetas que transportaban cocaína y aterrizaban en el llano La Víbora. El personaje narrador explica: “De aquel suceso recuerdo dos fotos que aparecieron en el periódico local Notiver. En una de ellas, siete hombres yacían en hilera sobre el pasto, boca abajo. Eran los agentes acribillados por el Ejército” (Melchor, 2018, p. 22). En la cita anterior se revela, a manera de remembranza, la nota que había observado en el periódico sobre el enfrentamiento entre policías judiciales y elementos del ejército, quienes, de acuerdo con la crónica, permitieron el ingreso de cocaína al territorio mexicano. En este sentido, el diálogo con la nota de prensa es a través del recuerdo. Y es la nota roja la que apunta a una interpretación “lógica”, sobre la explicación de las luces. Por otro lado, “Reina, esclava o mujer” es una crónica que narra la historia de Evangelina Tejera, una exreina del Carnaval de Veracruz, quien es doblemente enjuiciada por asesinar a sus dos hijos. El personaje narrador de esta crónica busca información y cita las crónicas de sociales y las notas rojas de los periódicos para rememorar, de igual manera, la historia de Evangelina. Por ejemplo, explica: “[el] Diario de Xalapa, describirá el suceso como el caso más aberrante sucedido en la ciudad, y constantemente recordará a los lectores el pasado de Evangelina como exsoberana de las fiestas carnestolendas” (Melchor, 2018, p. 54). Aquí la interpretación que el personaje narrador hace de la nota de prensa resalta la opinión del diario respecto al crimen de Evangelina, puntualizado a través de las itálicas, para señalar lo citado directamente del medio de comunicación. Los discursos de los periódicos son tratados en la crónica como parte la opinión que los medios de la época tenían sobre el caso de Evangelina. Por otro lado, en “Luces en el cielo” denotan la violencia y complicidad del Estado con los grupos crimínales, que se comenzaba a vislumbrar en lo que posteriormente estallaría de manera más explicita durante “la guerra contra el narcotráfico” en México. Por último, retomando el poemario de Balam Rodrigo, en el poema “5. México es una tumba clandestina” la voz poética continúa el palimpsesto y enumera en orden alfabético los estados más peligrosos para los migrantes: “Veracruz, entre los peores, donde fueron muertas infinitas gentes sobre todo las masacradas y secuestradas al intentar bajar o subir el tren apodado La Bestia” (p. 113). En esta cita se puede notar que el uso de las itálicas es para remarcar lo que Balam Rodrigo ha reescrito sobre la Brevísima. El diálogo hipertextual que el autor hace como ejercicio hermenéutico subraya a Veracruz como un territorio dominado por la inseguridad y como punto de peligro en el camino de los centroamericanos. El poemario enmarca lo que Gadamer (2004) explica cuando dice que: “el poema no dialoga solamente con el lector, el poema es en sí mismo un diálogo, un autodiálogo” (p. 150). No obstante, también el título remite a una nota periodística de Milenio —apelando al lector activo—. Esta entrada se refiere a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecidos en 2012, caso que ha repercutido en la historia del México moderno. En esta misma línea, Medina Aragón (2022) explica: “Aquí la doxa sirve para formar una crónica anexada a los poemas donde tanto migrantes como estudiantes son asesinados y desaparecidos sin recibir justicia” (p. 14). Lo que abona a la complejidad y apunta a otras posibilidades de lectura a los poemas del Libro centroamericano de los muertos. A modo de cierre . |
||||||||||
Referencias Aguilar, M. (2021). La era de la crónica. Santiago de Chile: Ediciones UC. Aubry, K. (2024). Crónica y testimonio migratorio en el Libro centroamericano de los muertos de Balam Rodrigo. El Pez y la Flecha. Revista de Investigaciones Literarias, 4(8). https://doi.org/10.25009/pyfril.v4i8.134 Balam R. (2018). Libro centroamericano de los muertos. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica. Flores, M. (2023). Hacia una poética narrativa de Fernanda Melchor. Connotas. Revista de crítica y teoría literarias, (27), 63-80. ttps://doi.org/10.36798/critlit.v0i27.422 Gadamer, H. (1998). “Leer es como traducir”. En: Gadamer, H. (Ed.). Arte y Verdad de la Palabra (pp. 83-94) Barcelona, Paidós. Gadamer, H. (2004). Poema y diálogo. Barcelona: Editorial Gedisa. Gómez, E. y Henríquez, E. (2014, 18 de junio). El sur de Veracruz, triángulo de las Bermudas para los migrantes. La Jornada. https://www.jornada.com.mx/2014/06/18/estados/039n1est Gonzales, T. (2020). Recorrido por la geografía del horror. Lectura de Libro centroamericano de los muertos de Balam Rodrigo. Sincronía, (78), 248-276. https://doi.org/10.32870/sincronia.axxiv.n78.11b20 Gutiérrez, V. (2024, 26 de junio). Fernanda Melchor gana el Premio Ryszard Kapuściński. Milenio. https://www.milenio.com/cultura/escritora-fernanda-melchor-obtiene-premio-kapuscinski Medina, R. (2022). Dolor y memoria: los intertextos periodísticos en El libro centroamericano de los muertos de Balam Rodrigo. Argos 9(23), 10-19. https://doi.org/10.32870/argos.v9.n23.2a22 Melchor, F. (2018). Aquí no es Miami. Ciudad de México: Penguin Random House. Poblete, P. (2018). Espacios del mal, clichés y silencios narrativos en la crónica de inmigración latinoamericana actual. Literatura y lingüística, (37), 75-90. http://dx.doi.org/10.29344/0717621x.37.1372 Ricoeur, P. (2006). Teoría de la interpretación. Discurso y excedente de sentido. México: Editorial Siglo XXI/ Universidad Iberoamericana Rivera, C. (2022). Escrituras geológicas. Madrid: Iberoamericana |
||||||||||
Universidad de Guadalajara Departamento de Filosofía / Departamento de Letras |
||||||||||