Un error paratextual de Lope de Vega: un escolio que no aclara.

A paratextual error by Lope de Vega: a scholium that does not clarify.

DOI: 10.32870/argos.v11.n28.6.24b

Juan Pablo Martínez Herrera
Seminario Diocesano de Guadalajara (MÉXICO)
CE:
juan.martinez3328@alumnos.udg.mx
ID ORCID: https://orcid.org/0009-0007-2695-4696

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Recepción: 08/04/2024
Revisión: 29/04/2024
Aprobación: 13/05/2024

 

     

Cómo citar este artículo (APA):

En párrafo:
(Martínez, 2024, p. _)

En lista de referencias:
Martínez, J.P . (2024). Un error paratextual de Lope de Vega: un escolio que no aclara. Revista Argos. 11(28). 99-106 DOI: 10.32870/argos.v11.n28.6.24b

 

   
           
 

Resumen:
El artículo examina un escolio erróneo en el auto El viaje del Alma, inserta en la novela El peregrino en su patria de Lope de Vega. Se repasa la historia editorial y continuación del error, se muestran y examinan las interpretaciones por los editores y críticos modernos del texto de Lope a dicho escolio y se propone una corrección al paratexto para tener una mejor comprensión e interpretación de ese particular texto de Lope.

Palabras clave: Lope de Vega. Fijación textual. Paratexto.

Abstract:
The article studies a wrong scholium in the play El viaje del Alma, embed in Lope de Vega´s novel El peregrino en su patria. The continuation of the error and the editorial history is revised, the interpretations of modern editors and critics to the scholium are showed and reviewed and is proposed a correction to the paratext in order to have a better comprehension and interpretation of that particular text of Lope.

Keywords: Lope de Vega. Textual fixation. Paratext.

 

 

En el presente texto se quiere, primeramente, mostrar un error que existe al citar un “lugar de autor”[1] en la moralidad o auto El viaje del alma, que está inserta al final del libro I de la novela El peregrino en su patria de Lope de Vega y que se ha mantenido sin enmienda en las sucesivas ediciones o ignorado por completo. Luego, en este trabajo se propone una enmienda al texto y una justificación a esa enmienda. Se considera pertinente por el hecho de ser un texto de uno de los escritores en lengua española más importantes de todos los tiempos. Además de señalar el error y sugerir la enmienda, se expondrán las anotaciones que han hecho en torno a ese escolio los editores modernos del texto: Juan Bautista Avalle-Arce, Myron A. Peyton y Julián González Barrera. Estos estudiosos no consideran que se trate de un error. Se considera en este estudio que al no presentar estos eruditos como errata esa anotación al margen del texto lopesco, los comentarios que realizan para explicar dicho escolio no se adecúan al sentido del texto. Pero no hay que pensarse que por que ellos no señalen este error y hacerlo notar en este estudio, se quiera demeritar la titánica labor de estos críticos para hacer el intrincado texto de Lope accesible al lector moderno aclarando sus referencias culturales, las diversas intertextualidades y los sentidos que la lengua española tenía en ese entonces. Solo se hará mención a otras ediciones modernas de la novela de Lope por carecer de intenciones críticas y por no reproducir el escolio en cuestión (ni ningún otro). Y trataremos de apurar la cita que se demostrará que es la correcta, aquella que tenía en mente Lope y afirmamos que concuerda y hace más sentido con el contexto donde la escribió.

El peregrino en su patria es, en pocas líneas, una novela bizantina, de aventuras y desventuras en que los protagonistas, que están prometidos para casarse, sufren una larga serie de peripecias antes de lograr casarse. La novela es por sí misma bastante interesante, ya que se van incorporando otros personajes que hacen más complejo el entramado de su diégesis. Si hablamos de ella como conjunto y estructuración, también se puede prestar a muchas interpretaciones, y tiene algunos episodios que aislados son dignos de aparecer en antologías de narraciones breves, como el conocido como «La posada de mal hospedaje». Mención aparte para las poesías líricas, que casi siempre en Lope son de altísima calidad. Tiene la novela la peculiaridad de insertar en la historia breves piezas dramáticas de carácter religioso: El viaje del alma, Las bodas del alma y el amor divino, La maya, y El hijo pródigo.

El viaje del alma, es una moralidad[2] , que bien puede pensarse como "drama eucarístico" porque al final de ella sale la custodia con el Santísimo Sacramento. En esta breve pieza teatral el alma es seducida por el Demonio para subirse a su nave, la del deleite, e ignorar, aunque solo lo logra por un tiempo, el camino de Dios siguiendo los impulsos de la Voluntad personificada, haciendo caso omiso a la Memoria y al Entendimiento. El Alma no se libera del demonio sino hasta que Jesucristo llega para salvarla en su propia nave, la de la penitencia, donde luego de librarla del poder del demonio se celebran los desposorios entre Cristo y el Alma.

La representación de la obra, de acuerdo con Marcelino Menéndez Pelayo (Biblioteca Virtual de Polígrafos, s.f.) se realizó en una plaza de Barcelona, a pesar que en la diégesis de El peregrino el auto sea representado en la ciudad de Valencia. El mismo estudioso afirma que la obra teatral debía haberse representado antes de 1604, que es la fecha de la publicación de la novela bizantina de Lope.

Los contemporáneos de Lope, como Cervantes[3] , ya habían puesto en evidencia el gusto del Fénix por llenar de notas al margen sus textos. Ejemplo de esta práctica escritural la vemos en la novela pastoril La Arcadia y el poema épico-bucólico-religioso El Isidro, en que incluyó al final de los volúmenes una lista en orden alfabético de las autoridades que se citaban. Esto lo hacía Lope para demostrar que no era solamente un autor de inspiración popular, como lo muestran su teatro (con sus matices, pues en todas las obras se escapa alguna referencia culta) y la lírica del romancero, sino también uno culto y erudito. Muchas de estas citas proceden de polianteas, libros de lugares comunes que mostraban lo que habían escrito autores clásicos en torno a un tema en particular. Otras de esas citas están hechas de memoria, y se plantea que la que en este trabajo se corrige es una de esas, ya que se trata de una referencia a un pasaje de los evangelios y Lope de Vega tendría cierta familiaridad con la literatura bíblica por su formación.

Ya en tiempos muy recientes, Ignacio Arellano (2020) daba cuenta de que se había impreso en la edición prínceps del Peregrino un error que no se subsanó en ninguna edición, ni del siglo de Lope, ni del XVIII ni por los editores modernos, dando lugar, incluso, a un nuevo vocablo ilustrado por el texto de Lope en el Diccionario de Autoridades, haciendo menos posible la enmienda de esa errata.

A continuación, transcribo, con ciertas modificaciones ortotipográficas, el texto al que refiero que se encuentra en el folio 47v de la edición prínceps de El peregrino en su patria (Lope, 1604):

Entendimiento:

Alma, el Demonio te anega
cuanto con él tardas más
no ves lo que Beda dice
que mientras más tiempo tiene
menos suelta

 

Super
Lucam

Voluntad:

Tarde viene
aunque al alma atemorice
tarde el remedio previene.

 

Entendimiento:

Ay dice al Alma Esaías
quien las costumbres tardías
del pecar con cuerdas ata.

 

Memoria:

Eres a Dios Alma ingrata
¿y en el mar del mundo fías?
La culpa antigua te asombre
que el espíritu que un hombre
tuvo desde su niñez
no pudo echar una vez
el apostólico nombre.
Como no puede olvidarse
jamás la lengua materna        
Así la costumbre interna
de los pecados dejarse,
pero es fácil cuando es tierna.

 

 

 

Math. 9

Basil.

Como se puede ver en este fragmento, se da una polémica dramatizada entre la Memoria y el Entendimiento contra la Voluntad para convencer al Alma de tomar su partido. La Memoria y el Entendimiento arguyen que el pecado que se hace costumbre es más difícil de quitar. En eso la Memoria recuerda un pasaje del Evangelio en que “el espíritu que un hombre/ tuvo desde su niñez/ no pudo echar una vez/ el apostólico nombre”. Este pasaje Lope lo referencia en una nota al margen con el capítulo nueve del Evangelio de Mateo, que a saber contiene las siguientes “perícopas”[4] o episodios narrativos: La curación de un paralítico (Bover, Cantera, 1957, pp. 1-8); La vocación de Mateo (pp. 9-13); Una cuestión sobre el ayuno (pp. 14-17); Jesús sana a la hemorroísa y resucita a la hija de Jairo (pp. -26); La sanación de dos ciegos y un mudo (pp. 27-34); Jesús por Galilea (pp. 35-38). Como se puede ver, en este capítulo no se encuentra la expulsión de ningún espíritu y hace dudar de la corrección del escolio que está colocado al margen del diálogo.

El escolio que en este estudio se afirma como errata, “Math. 9”, se mantiene en la edición de Bruselas (1608) y en la de Madrid (1618). Las ediciones del siglo XVIII [la de Francisco Martínez Abad (1733), p. 42, y la de Sancha, en Obras sueltas de Lope de Vega, V, Madrid (1776, p. 73)] suprimen los escolios.

Ya en ediciones modernas, González-Barrera (2016), por su parte, apunta en la nota al pie 260 de su edición de El peregrino:

Jesús llamó a Leví, el publicano, por el que será su nombre apostólico (Mateo) y este respondió como si fuera su nombre de siempre: “Saliendo Jesús de allí, vio un hombre llamado Mateo que estaba sentado en el banco de los tributos públicos, y le dijo: ‘Sígueme’. Él se levantó y lo siguió”. (p. 224).

Peyton (1971), por otro lado, en su edición, no coloca en el cuerpo del texto los escolios que tienen las ediciones del siglo XVII, en su lugar pone una llamada a nota al pie y en la correspondiente a “Math. 9” que está en aquellas ediciones corresponde la llamada a nota 182 que dice:

Una nota marginal en este punto señala el capítulo IX del Evangelio según san Mateo. Suponiendo correcta esta cita, tiene que referirse a la incredulidad de ciertos escribas frente al indulto dado por Nuestro Señor al hombre afligido de perlesía, y al milagro de su cura. (p. 204).

Por otro lado, Juan Bautista Avalle-Arce (1973) opta por eliminar los escolios y no anota siquiera la cita en cuestión (p. 132).

Aquí no se hace la suposición de que la cita sea correcta, pues se afirma su incorrección, además se piensa que la explicación de González-Barrera y Peyton para el escolio son incorrectas, ya que no se adecuan al sentido de los versos “La culpa antigua te asombre/ que el espíritu que un hombre/ tuvo desde su niñez/ no pudo echar una vez/ el apostólico nombre”, además de la divergencia que estos estudiosos presentan entre sí. Por un lado, González-Barrera toma el cambio del nombre de Leví a Mateo para explicar lo de “apostólico nombre”, pero deja sin explicación lo referente al espíritu que no se echa. Además, no explica por qué funde espíritu y nombre. Por otra parte, la sanación del paralítico que propone Peyton, a pesar de que expresa sus reservas respecto a la corrección de la cita (“Suponiendo correcta esta cita” vid. Supra.), corresponde a una curación, pero no a una expulsión de un espíritu. Por tanto, pensamos que la argumentación de la Memoria se refiere a otro pasaje conocido comúnmente como “El endemoniado epiléptico” que se encuentra en los evangelios sinópticos[5]: Mateo 17 (Bover, Cantera, 1957, pp. 14-21); Marcos 9 (pp. 14-29); y Lucas 9 (pp. 37-42). Se reproduce el pasaje del evangelista Marcos (las cursivas son mías, también reproduzco la división tradicional por versículos con los números en superíndice):

14Y en viniendo a los discípulos, vio gran gentío en torno de ellos y a unos escribas que discutían con ellos. 15Y al punto todo aquel gentío, al verle, quedaron estupefactos, y corriendo hacia él le saludaron. 16Y les preguntó: ¿Qué es lo que discutís con ellos? 17Y le responde uno de entre la turba: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18y dondequiera que se apodera de él, le echa por tierra, y echa espumarajos, y da diente con diente, y se pone rígido; y dije a tus discípulos que lo lanzasen, y no pudieron. 19Él, respondiendo, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os soportaré? Traédmele. 20Y se lo trajeron. Y, cuando le vio, al punto el espíritu le sacudió violentamente, y cayendo en tierra se revolcaba espumajeando. 21Y preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo hace que comenzó. a estar así? Él le dijo: Desde la infancia; 22y muchas veces le echó ya en el fuego, ya en el agua, para hacerle perecer. Pero, si algo puedes, socórrenos, compadecido de nosotros. 23Mas Jesús le dijo: ¿Que “si puedes”? Todo es posible al que cree. 24Al punto, el padre del niño a gritos decía: Creo; socorre a mi fe, aunque sea poca. 25Mas viendo Jesús que crecía el concurso de la gente, habló con imperio al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no entres ya más en él. 26Y dando gritos y sacudiéndole con extremada violencia, salió, y quedó el niño como muerto, de suerte que los más decían: Ha muerto. 27Mas Jesús, tomándole de la mano, lo levantó, y él se puso en pie. 28Y cuando hubo entrado en casa, sus discípulos en particular le preguntaban: ¿Cómo es que nosotros no pudimos lanzarlo? 29Y les dijo: Ese linaje con nada puede salir si no es con oración y ayuno. (Bover, Cantera, 1957)

Se propone que el conjunto de los «apóstoles», que puede pensarse como un solo actante, es decir como una entidad que actúa, del versículo 18, Lope los adecúa al octosílabo como “el apostólico nombre”. (El decir “apostólico nombre” tiene también raíz bíblica, ya que los espíritus se echan en nombre de Jesús, y ni siquiera en nombre de los apóstoles, léase Marcos en Bover, Cantera, 1957, pp. 16, 17). Y este actante no puede echar “el espíritu que un hombre/ tuvo desde su niñez”, como indica el padre del endemoniado a Jesús en el versículo 21. De esta manera el texto evangélico tiene más relación con el lopesco. Se sostiene, además, que se los versos de Lope se refieren en particular a este pasaje en el capítulo 9 del Evangelio según san Marcos y no al de los otros evangelistas, ya que en la narración tanto de Mateo como de Lucas no se indica el detalle de que este personaje estaba poseído por el espíritu maligno “desde la infancia”, que claramente enuncia el padre del poseído en el versículo 21 del evangelio de Marcos. Por estos indicios y correspondencias textuales, que se transparentan en este estudio, se saca que el texto al que se refiere Lope en el diálogo de Memoria es el capítulo 9 de Marcos y no el 9 de Mateo como el Fénix colocó a manera de nota al margen, que no contiene la narración de este milagro de Jesús; ni tampoco el 9 de Lucas, el cual, aunque contiene la narración del mismo milagro, se hace desde otra perspectiva, ya que el evangelista no hace explicita la posesión demoniaca desde la niñez, que es capital para la construcción del diálogo del auto de Lope.

Dado que el error se mantiene en sucesivas ediciones que Lope conoció, se afirma que este error es del Fénix de los ingenios, aunque bien pudo haber sido por omisión y porque no afecta mucho al texto, ya que se trata de una errata paratextual. La naturaleza de la errata no se puede conocer con certeza, pero sí el hecho de su continuación a lo largo de los siglos en las sucesivas ediciones de El peregrino en su patria

Referencias
Arellano, I. (2020). Los encantos geóticos de El peregrino en su patria de Lope de Vega o vida de una errata. Boletín de la Real Academia Española, 100(321), 1-14.
Avalle-Arce, J. B. en Lope de Vega. El peregrino en su patria (1973). Castalia: Madrid.
González, J. en Lope de Vega. El peregrino en su patria (2016). Cátedra: Madrid.
Lope de Vega. (1604). El peregrino en su patria. Imprenta de Clemente Hidalgo: Sevilla.
Lope de Vega. (1608). Imprenta de Roger Velpius: Bruselas.
Lope de Vega. (1618). Viuda de Alonso Marín: Madrid.
Lope de Vega. (1733). Impresión de Francisco Martínez Abad: Madrid.
Lope de Vega. (1776). Impresión de Antonio de Sancha: Madrid.
Biblioteca Virtual de Polígrafos. (s.f.) El viaje del alma. Biblioteca virtual Menéndez Pelayo. [sitio web] https://larramendi.es/menendezpelayo/es/corpus/unidad.do?idCorpus=1000&idUnidad=100459&posicion=1
Peyton, M. A. en Lope de Vega. El peregrino en su patria (1971). University of North Carolina Press: Chapel Hill.
Bover J. M. y Cantera, F. (traductores). (1957). Sagrada Biblia. Madrid: BAC. Los “lugares de autores” para los escritores de la época eran aquellas referencias a autoridades clásicas, bíblicas o patrísticas en sus obras.

[1] Los “lugares de autores” para los escritores de la época eran aquellas referencias a autoridades clásicas, bíblicas o patrísticas en sus obras.

[2] Una moralidad es un tipo de teatro alegórico que se desarrolló principalmente a finales de la edad media en el que diversas figuras invitan al protagonista a comportarse de buena manera. Se diferencian de los misterios, ya que estos no tenían carácter alegórico. Se conservaron, cambiaron e hibridaron como autos sacramentales, por ejemplo, en el teatro español del siglo de oro, como esta muestra de Lope, o en notables ejemplos de Calderón como La vida es sueño (el auto sacramental), o El gran teatro del mundo.

[3] El lector recordará que Cervantes también, al final de su producción, quiso dejar de ser “regocijo de Musas” y escribir una novela que “compitiera con Heliodoro”. No referenciar sus fuentes, no significa que no las usara, por ejemplo, en la primera parte del Quijote, en el capítulo XXI, el narrador cuenta que Don Quijote dice que los castores se cortan los testículos con los dientes cuando son perseguidos. El dato puede provenir o de la Historia natural (VIII, 47)de Plinio, o de las Etimologías (XII) de san Isidoro.

[4] Una perícopa, se denomina a un cierto fragmento bíblico que se lee de manera coherente y unitaria, además de su lectura en el culto o la liturgia.

[5] Como el lector recuerda, los evangelios sinópticos son los de Mateo, Marcos y Lucas. Son sinópticos porque etimológicamente la palabra synopsis significa ver de manera conjunta, es decir, en estas tres narraciones diferentes del evangelio se cuentan más o menos los mismos episodios, pero divergiendo en algunos detalles. El evangelio según san Juan no es sinóptico, ya que prácticamente no presenta episodios paralelos a las narraciones de los otros evangelistas.